II: ¿Al Fin Tú?

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Seguimos el camino durante una o dos horas, luego el carruaje se sacudió fuertemente con un bache y se detuvo en seco haciéndome perder el equilibrios y caer a un lado. Sentí al brujo desatarme los pies, agarrarme de nuevo del brazo y sacarme de allí, me costó un poco mantener el equilibrio y más con la brusquedad con la que me arrastraba.

-Una roca que mi cochero no pudo ver ha roto una rueda, - me explicó mientras me arrastraba con él - debemos seguir a pie, pero eso no significa que te vaya a resultar más fácil escapar - tras decir ésto lanzó unos polvos contra mi cara

Al respirarlos comencé a sentirme débil y finalmente caí rendida, unas manos me agarraron antes de llegar al suelo y me cargaron en brazos. Era una sensación extraña, pues, aunque algo mareada, yo seguía inconsciente, pero mi cuerpo no respondía del todo, a duras penas podía moverme. Pero no iba a rendirme ahora.

Yo ya estaba pensando en el plan de fuga cuando oí algo caer en la hierba cerca nuestro, seguido de una pequeña explosión y los gritos de Gethic, me tiraron al suelo y luego sus pasos se alejaron de mí. Yo no sabía qué sucedía, solo podía oír una pelea, acero chocando con acero, alguna que otra pequeña explosión como la de antes y unos extraños sonidos que me hicieron imaginar que alguien estaba luchando con magia, nunca supe qué pasó con exactitud, pero al parecer fue una espectacular pelea.

Cuando todo se calmó y se alzó el silencio, unas manos me agarraron para levantarme del suelo, los efectos de lo que Gethic me había hecho comenzaban a pasarse, por lo que logré mantenerme en pie, y quién mismo me levantó, tiró de mí, llevándome corriendo a ciegas por el bosque, hasta que finalmente se detuvo y me hizo sentará en el suelo, no me resistí mucho, seguía algo mareada y tras esa carrera necesitaba un respiro, traté de echarme hacia atrás para acostarme, pero unas manos me agarraron de nuevo y me ayudaron a recostarme correctamente.

-Sentaos, lo necesitaréis - dijo una voz masculina, joven, seria y segura - no os movais - susurró.

Me quitó la mordaza y después la venda de los ojos, así pude ver finalmente, a la luz del día, el rostro de aquella persona, o al menos el antifaz negro que lo cubría. Su aspecto era extraño, era más bajito que yo, pero no mucho, llevaba un sombrero de copa con unos adornos como de metal y unas gafas de laboratorio metálicas con la cinta de cuero, debajo una tela negra con unos agujeros en los ojos hacía de antifaz, vestía una larga chaqueta negra con dibujos de engranajes grises en el cuello y el borde inferior del abrigo, una camisa color crema, un chaleco y pantalones grises, botas y guantes negros, y una riñonera de cuero que bajaba por el muslo sujetándose también a este y que estaba toda llena de pociones, artefactos y unas espada colgando por un lado.

Le miré de arriba a abajo, y él me correspondió el gesto de la mirada antes de hacerme levantar de nuevo y tratar de volver a correr arrastrando por mí.

-¡Eh! - Me detuve en seco soltandome de su agarre.

-Ven conmigo - me dijo agarrándome por el brazo.

-No - respondí desafiante.

Yo aún tenía las manos atadas en la espalda y él había logrado derrotar a Ambros Gethic, por lo que debía ser bueno con la espada y la magia, mientras que yo seguía desarmada, pero sabía que aún así podría con él.

-Si me liberas - dije - no te mataré.

-¿Me amenazas? - se rió.

-Sé que estoy desarmada, pero no soy tan débil como piensas y si no logro escapar por mí sola, estoy segura de que Darrington Dare ya me estará buscando, te encontrará y acabará contigo.

-¿Me estás diciendo que tú amado te salvará?

-Yo no he dicho que lo ame, pero sí, me salvará, si no te mato yo antes.

The Alchemist Return - 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora