Bajó un poco su cubre bocas negro dejando a la vista su nariz, y aspiró el aroma de la tienda -aún si ya la había visitado varias veces- nada más entrar y sonrió ampliamente. Amaba el olor a de las flores.
Desde que tiene memoria, Hinata ha estado rodeado de flores. Primero fue en su propia casa. Con aquel árbol de cerezo que florecía cada primavera. Cuando fue creciendo empezó a cuidar el jardín de la escuela regándolas cuando debía y cantándoles para pasar el rato. Luego cuando empezó a comprar semillas y las cultivó en su propio jardín haciendo lo mismo que en la escuela: les cantaba.
Cuando cumplió quince años, un productor musical lo escuchó cantar cuando regaba las plantas en su casa y le propuso ser un cantante. Su voz era inusual y cautivadora y aquel hombre quería que el pelinaranja no malgastara su voz con las flores.
Acabó aceptando y lo introdujeron en clases de canto y baile. Fue duro hasta su gran debut a los dieciséis. Recuerda que fue horrible. Estaba tan nervioso que el estomago se le retorcía y acabó vomitando encima de los pantalones de uno de sus guardaespaldas.
Pobre Tanaka...
Al final disfrutó del concierto cuando soltó la papilla y todas aquellas chicas adolescentes y gritonas se volvieron locas con él. Su fama subió como la espuma y en menos de un parpadeo tenia que salir con más seguridad de la que alguna vez se haya imaginado.
Se hizo amigo de sus guardias Tanaka y Lev mientras que Iwaizumi y Ushijima se mantenían al margen de cada una de sus interacciones de amistad. Pero ese par no lo engañaban. Sabía que Iwaizumi en su tiempo libre se iba al cuarto del conserje y se lo montaba con su profesor de canto Oikawa Tooru; y que a Ushijima se le ponía dura cuando veía a Tendo Satori, su coreógrafo, realizar sus estiramientos en aquellas mallas tan apretadas antes de indicarle sus pasos de baile.
También sabía que el pelirrojo lo provocaba, pero prefería no meterse en eso.
Él por su parte tuvo un pequeño romance con Kageyama Tobio, un deportista famoso y también modelo.
Se conocieron en una de sus sesiones de fotos para promocionar una línea de ropa. El pelinegro estaba modelando ropa interior y se sintió sonrojar al verle. Estaba jodidamente bueno. Con los músculos marcados por el deporte, y que dios le perdone, pero ese trozo de tela marcaba a la perfección lo que tenía entre las piernas.
Sin embargo aquello no duró mucho. Él tenía giras por el mundo y el pelinegro solo tenía tiempo para el voleibol. Eso sí, los periodistas se pusieron las botas en lo que su lío amoroso duró.
Acabaron siendo amigos, pero nunca olvidará el tamaño de aquel paquete.
De todas formas, Kageyama cayó al olvido cuando conoció a cierto chico.
Su nombre era Atsumu y era dueño de una floristería. Además era guapo, alto y de brazos fuertes. Tenía una sonrisa realmente bonita al igual que su mirada avellana. Su piel algo tostada contrastaba con sus rubios cabellos. Y le gustaba imaginar su voz algo profunda justo al lado de su oído.
Era el cumpleaños de su madre y era realmente tarde para conseguirle un regalo. Sabía que ella amaba las flores como él -no por nada le mandaba fotos diarias de las que llegó a plantar cuando estaba en la adolescencia- por lo que un bonito arreglo floral sería mejor que cualquier joya.
Las luces de la tienda estaban aún encendidas pero el cartel de cerrado estaba puesto. No había mucha gente en las calles por lo que no le importó bajarse del coche y que su séquito de guardias le siguiese -como era normal- hasta la acogedora tienda.
La abrió haciendo sonar la pequeña campana que tenía colgada encima de esta y entró despacio.
—Lo siento, ya está cerrado.
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Mi sueño eres tu (AtsuHina)
FanfictionRecopilación de OS por la AtsuHina Week 2020. Del 7 al 13 de junio. Día 1: Futuro||Crimen Día 2: Soulmates||Fantasía Día 3: Realeza||Universidad Día 4: Domestico||Mutuo Día 5: Rivales||Amigos de la infancia Día 6: Flores||Ídolo Día 7: Día libre 🔞Co...