Solté un suspiro, estaba exhausta y me relaje, sintiendo sudoroso cada centímetro de mi cuerpo. Vero se derrumbó sobre mí y envolvió mi cintura con sus brazos, estaba totalmente agotada. Abracé su cuello, acariciando lentamente sus hombros, con una sonrisa cansada en su rostro. Todo lo que sentí por algunos segundos fue la respiración lenta de Vero en mí cuello, hasta que oí su dulce voz susurrando:
-Puede que sea algo pronto para esto pero… creo que te amo, pequeña.
Vero se levantó un poco y me miró con una expresión tranquila y una sonrisa llena de temor.
-Yo también te amo- dije suavemente, mientras le acariciaba su rostro que estaba algo sonrojado- Estoy absolutamente segura de eso.
Vi que su sonrisa aumento, y la abracé por el cuello para recibir un beso tranquilo. Estuvimos un poco más abrazadas, hasta que nos quedamos dormidas. Era el sueño más feliz de mi vida, sin duda.
Abrí mis ojos, sin recordad porque estaba sonriendo. Parpadeé un par de veces, tratando en enfocar un poco mi visión y suspire perezosamente. El dulce aroma lleno mis pulmones, haciéndome sonreír todavía más. Mi mano estaba al lado de mi cara, que a su vez estaba en su pecho, que iba arriba y abajo con calma según su respiración. Su aroma estaba en todas partes, y su brazo alrededor de mis hombros, impiendo que yo me moviera.
Mire por encima y vi que Vero aún dormía como un bebé, incluso después de un par de horas de sueño. Sonreí como boba, acaricie lentamente su pecho y me acorde de todo lo que habíamos hecho.
-¿Pretendías verme por cuánto tiempo?- Oí una voz suavemente decirme, haciendo que me sonrojara ligeramente. Vero abrió los ojos y me miró, con una sonrisa sospechosa en su rostro.
-No sé, tal vez hasta que tú despertarás y me hicieras esa pregunta- Respondí, haciendo que su sonrisa creciera. Vero me beso delicadamente y giro para quedar frente a frente.
-Para tu información, yo ya estaba despierta- ella murmuro, deslizando su mano por mi cintura- Tu estabas durmiendo como una roca encima de mí hasta ahora.
-Lo siento si el colegio en dónde trabaja y yo estudio hace que tenga que despertar a las 6 de la mañana todos los días- dije, haciéndome la ofendida, haciéndola reir.
-Wow, que chica más loca traje a casa- ella dijo, acercándome más hacia ella.
-Lo estoy- confirme haciendo cara de enojada y apoyándome en un codo- Si no te gusta, me voy en este instante y no te incomodo más.
-Mira además de loca eres independiente- Vero se rio, sosteniéndome con mayor firmeza de la cadera, como si quisiera detenerme allí- Quero verte usar todo ese coraje, para que te levante de aquí.
Cuándo iba a abrir mi boca para hablar, ella me callo con un beso intenso y su mano subió desde mi cadera hasta mi cara, mientras que la otra estaba sobre mi cintura. Obviamente todo lo que yo pensé en decir, se fue de mi memoria, así que nuestras lenguas comenzaron a juguetear una con la otra, en un mixto de provocación y tranquilidad. Pude sentir a Vero sonreir durante el beso, victoriosa por haberme callado, y yo no conseguí no sonreir con ella.
-¿Sigues molesta?- ella murmuró, siguió sonriendo cuándo rompió el beso.
- Idiota- me queje, cerrando los ojos en señal de derrota y vergüenza. Vero se rio suavemente y me dio un suave beso, poniendo su cabeza junto con la mia, haciendo que las puntas de nuestras narices se tocaran.