-No vas a parar ¿Verdad?- Murmure, manteniendo nuestros rostros cerca, incluso después de haber roto el beso y señalándola con el dedo- Mira que yo muerdo eh.
Vero soltó una risa maliciosa y poniéndose más sensual que de costumbre, susurro:
-Lo sé
-¡Vero!- Exclamé, avergonzada, hundiendo mi cara en su cuello mientras ella se reía más fuerte.
-Está bien, voy a parar- dijo, mientras me abrazaba fuertemente antes de continuar hablando- Hablando de morder ¿Tienes hambre?
Asentí, aún sin mirarla. Era un hecho que el olor de su cuello era algo irresistible. Y quedaba mejor aun cuando yo me acordaba de mis manos deslizando por sus hombros, enjabonadas, hace algunos minutos atrás mientras tomábamos baño.
-Si, me lo imaginaba- Ella dijo, asintiendo con su cabeza- ¿Te parece si vamos a la cocina y preparamos algo?
Miré, sorprendida y recibí una sonrisa pícara. Me levanté rápidamente y corrí a la cocina, acompañada por ella. Y casi me desmayo cuando vi lo que había en la mesa de la cocina.
-¡No lo puedo creer!- exclame con una enorme sonrisa en mi rostro- Pasta
-¿Te gusta?- Vero sonrió, muy linda, cuándo volteé hacia ella, casi lloro de la emoción
-¿Qué si me gusta?- repetí, riendo- Me encanta la pasta, ¿Cómo la hiciste tan rápido?, quiero decir, no me demoré ni 10 minutos.
-Veintisiete minutos, conté sin querer- ella respondió, cruzando sus brazos y recargando uno de sus hombros en la pared de la puerta.- Todo eso para vestirte y desenredar el cabello, y eso probablemente fue mi culpa.
Feliz, no pude responder nada, solo me mordí el labio inferior y seguí viéndola sonreir de una manera inteligente.
- Bien yo extrañé que tú no te aparecieras allá en el cuarto- murmure, sin conseguir parar de sonreir, ella se aproximó a mi- Bueno tu tienes que parar de sorprenderme ¿Sabes? No es solo porque sea joven y tener que aguantar (Ni yo entendí esto, la verdad)
-Quién no va a aguantar un minuto sin devorar la pasta que está ahí- Vero sonrió, colocando sus manos en mis caderas- Antes de que comiences a agradecerme, quiero ver si apruebas mis habilidades culinarias
Solté una risa suave y me puse de puntillas para darle un beso rápido, antes de sentarme en una de las sillas. Vero hizo lo mismo, y me sirvió, llenando su plato después. Tomé el tenedor, e inhale el olor maravilloso que venía de mi plato, enroscando la pasta en mi tenedor, sintiendo una mirada aprensiva sobre mí
-Hm…vamos a ver si ya puedes casarte.- dije, echando un vistazo rápido a ella antes de poner el tenedor en mi boca.
Cuándo yo tenia que hacer mi propio almuerzo porque mi madre estaba trabajando, yo solía hacer pasta porque pensé que era práctica y sabrosa. Yo consideraba mi pasta una obra maestra, pero acababa de descubrir que no era tan buena cocinera como yo pensaba. Vero era mejor. Mucho mejor.
-¿Y?..- ella pregunto, con el tenedor revoloteando sobre su comida (aún intacta) y una sonrisa nerviosa
-Lo bueno de aquí, es que no cocinas para ganarte la vida- conteste cuándo termine de masticar, con una cara seria y vi pánico en sus ojos- Porque si cocinaras, yo ya estuviera gorda y celulítica por comer tu pasta.
-¿Es ahora donde juegas con la pasta sobre mi cabeza o lo dejarás para más tarde?- Vero sonrió un poco trastornada y aliviada al mismo tiempo, mientras yo reía.