-Hola madre- respondí, con mi celular sosteniéndolo entre la cabeza y el hombro mientras recogía mi ropa - Lo siento si no te llame, lo olvide cuándo llegue a casa
-Esta bien hija, solo era para avisarte que la fila de espera de aquí esta muy larga y aún no me hacen el examen...Me gusta que ya estes en casa, estoy más tranquila, ¿Aún te sientes mal?
-No, ya mejore un poco- mentí, me sentí la reina de la mentira, terminándome de poner los pantalones y subiendo mi ziper- Me tome una pastilla para el dolor de cabeza e intentaré dormir.
-Haz eso cariño, para que te sientas mejor- ella rió, y yo me mordí el labio, un tanto arrepentida por engañarla- Llegaré a casa lo más rápido posible. Te amo
-Yo también- murmure y colgué enseguida
-¿Todo listo?- Oí a Lauren preguntar, ya vestida, apareciendo por el pasillo y yo asentí, poniéndome rápidamente la blusa, que era la única pieza que me faltaba por ponerme. Nunca me habia vestido tan rápido en toda mi vida, me sentí un ninja.
-Entonces vamos- dijo ella, llamando al elevador y yo me puse a su lado, colocando mi mochila en mi hombro.
Durante el descenso hacia el garaje, ninguna de las dos hablo ni nos dirigimos ninguna mirada. Toda intimidad que habíamos tenido minutos antes parecía evaporarse, siendo reemplazada por la frialdad y la vergüenza. Ambas mostramos partes de nosotras que sabíamos que podíamos mostrar y el miedo de la reacción de la otra era más grande que cualquier cosa en este momento.
Caminamos en silencio por el garaje y cuándo ella estaba apunto de apretar el botón de la alarma de uno hasta que elegí en que irnos para volver a casa, sin siquiera pedirle permiso.
-Dices que las personas se acostumbran a la velocidad con el tiempo- murmuré sin alguna pena mientras me sentaba en la moto- Me gustaría intentar tu teoría
Lauren parpadeo algunas veces sin entender, y poco después dio una sonrisa un poco desconfiada. No le regrese la sonrisa, se sentó en la moto, enfrente de mi, dándome un caso y poniéndose otro y antes de arrancar, ella murmuró:
-Mejor agárrate
Respiré profundamente y segundos después lo solte, y me abracé fuertemente a ella, pronto sentí su perfume recorrer mis fosas nasales. Más yo no corria peligro. Porque de un tiempo para aca, estar con Lauren es bastante seguiro, Maravillosamente seguro.
Esta vez pude mantener los ojos abiertos. Pude ver los colores, los edificios, los arboles, los peatones, los coches. Pude disfrutar el viento refrescante recorrer por la velocidad de la moto de Lauren, que el sonido de la moto era estrepitoso. Sonreí con la sensación caliente de "volar" sin alas.
A diferencia que cuándo íbamos para la casa de Lauren, nos detuvimos en varios semáforos en rojo. Y en ninguna de esas veces Lauren se acordó de que yo estaba detrás de ella, agarrada firmemente a sus costillas. Incluso sin ser capaz de mirarla a los ojos, sabia que ella se iba a poner en su impenetrable capullo. No iba a dejar caer en su tentación de nuevo. Yo no le podía hacer eso a Vero, por más difícil que sea resistirme la atracción que Lauren ejercía sobre mi.
No demoramos en llegar a mi casa. Estaciono su moto, me baje y le di su casco, y ella lo agarro sin observarme. La observe arrancar su motocicleta, con una expresión indescifrable y finalmente tuve el coraje de decir algo.
-Ehm, gracias.
En cuando abrí mi boca, el ruido del motor se hizo presento y se marcho. Suspiré sin siquiera molestarse en que terminara de hablar. Tendría que saber que iba a ser siempre lo mismo, Lauren no era el tipo de mujer que se preocupaba por los sentimientos de los demás. Por lo menos Lauren no acostumbraba a hacerlo.
Entre a mi casa vacía y calmadamente subi hasta mi cuarto, sin saber que hacer o pensar. No me sentía con tanta culpabilidad con la primera vez. No me habia olvidado de que eso era malo y mucho menos NO habia olvidado de que amo a Vero, pero estar con Lauren era mejor que todo Pocas veces recuerdo querer algo como lo quería, Quiero pasar todo el tiempo sintiendo escalofrío porque sus manos recorren mi cuerpo, sintiendo el deseo con su mirada, con su expresión en el rostro, siempre intensa como si muriera y reviviera en un abrir y cerrar de ojos.
Me pregunte por un momento si Lauren lamentaría el haberme llevado a su casa, o por lo que hicimos. Me pregunte si ella ya se habia cansado de mi, si ya habia conseguido lo que quería, como ella me habia dicho una vez, pero no podía convencerme que ese habia sido el motivo de su frialdad. Si ella habia esperado e insistido por tanto tiempo para que yo finalmente cediera, ¿Ella se hubiera aburrido tan rápido? Tal vez era algo que no sabia como descubrir, o tal vez fue la misma sensación que llevo conmigo: La culpabilidad de engañar a Vero. Bien me retracto, Lauren no sentía remordimiento ni culpa ni nada, eso estaba mas que claro.
Estaba tan metida en mis pensamientos que que solo comencé a ver lo que estaba haciendo cuándo un trueno sonó y me di cuenta que estaba en mi cama, mirando el techo. Metí mi mano a mi bolso y vi el papel que Vero me habia dado en la escuela. Cerré los ojos, apartando el papel de mi pecho, que pulsaba a un rito acelerado. Por lo menos no me sentía tan culpable con Vero, ya no me sentía como un monstruo, seguía reflexionando todo lo que había hecho con Lauren. Y por más que intentara pensar en Vero durante el resto del día, mis pensamientos siempre regresaban a pensar en Lauren, como un disco molesto con el clima lluvioso y gris, me acordé de que no habia comparación alguna de lo que habia hecho con Lauren. Ese día podía ser comparado con mi estado emocional.
Cada que ella no tenia nada que hacer, esos ojos verdes me comenzaban a perturbar, y cuándo eso pasaba agarraba el papel que me dio Vero, el cual tenia una bella caligrafía, su letra era legible y me saco una sonrisa: El fin de semana estaba cerca, y sí Vero cumplia lo que decía en el papel, pasaríamos en fin de semana juntas. Tal vez ella y yo viajaríamos, talvez nos estaríamos en su departamento, tal vez ella tendría alguna sorpresa...
Yo ya no podía pensar más en Lauren.
Por un momento, juro que pensé que no lo conseguiría. Estaba dispuesta a mantener lo nuestro en secreto, no podía parecer pensativa, nerviosa, mucho menos durante mi fin de semana con Vero. Yo tenía que parecer integra, feliz y plena, y esas emociones estaba un poco lejos de la realidad. Pero por Vero, todo valía la pena.
-Ya hablaste con tu madre para pedirle permiso y que "te quedes en mi casa" este fin de semana? - pregunto Dinah, cuándo la campana sono alas 7 de la mañana de el viernes
Muy apenas asentí, sin saber si realmente estaba lista para la sorpresa de Vero. Por lo menos no tuve que preocuparme por poner una excusa para salir de mi casa durante los próximos 2 días, puesto que la madre de Dinah tenía que viajar ese fin de semana. Un par de pucheros me sirvieron para que mi madre me dejará ir a "casa de Dinah"
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