Me encontraba demasiado aburrida para ser sábado en la noche. Había salido del trabajo ya que mi turno ya había acabado.
Eran como la una de la madrugada y no lograba dormirme. Seguía dando vueltas en la cama pensando en muchísimas cosas. Ya había lloriqueado un buen rato pero ahora estaba aburrida.
Para mi sorpresa, el teléfono de la casa comenzó a sonar. Me levanté de la cama confundida y contesté la llamada.
— ¿Hola? —Contesté dudosa.
—Mierda —se escuchó como algo se cayó—. ¡Perra, levanta ese trasero que hoy iremos de fiesta! —La voz de mi amiga Hailey retumbó en mis oídos.
— ¿Pero qué dices? Hailey, no iré a ninguna fiesta —contesté rodando los ojos. La manía que tenía esta mujer por llamar a estos horarios.
— ¡Oh, vamos! Llevas dos meses aquí y no has salido a divertirte —volvió a gritar. Si Hailey gritaba era porque estaba ebria—. Por favorcito.
—No —contesté y di un bostezo.
—Sabía que dirías eso —fruncí el ceño—. En diez llego a tu casa, ponte algo bonito y sexy para cazar unos cuantos penes esta noche, ¡wu! —Pegó otro grito y antes que pudiera quejarme y decirle que no, Hailey colgó la llamada.
Maldije.
Cuando a la rubia se le ponía algo en la cabeza era imposible sacárselo. Lo sabía porque desde el primer día que la conocí se empeñó en hacernos amigas, yo era demasiado introvertida para hacer amigos con rapidez —o siquiera hacer amigos— pero con la personalidad de Hailey tan espontánea, honesta y explosiva me había cautivado. Me costó un poco confiar en ella, pero finalmente lo hice. Llevábamos poco tiempo llevándonos bien como si de mejores amigas se tratase, y la verdad que ya sentía como si nos conociéramos hace años. Sabía todo sobre ella, en cambio, yo aún me guardaba algunos detalles y momentos de mi vida para mí.
Me senté a esperar a Hailey en el sofá.
Como ella dijo, diez minutos después arribó a mi casa y tocó la puerta. Rodé los ojos.
Abrí la puerta con los brazos cruzados. Esta vez no me ganaría. Ella me sonreía con diversión. Estaba vestida con una falda a cuadros bastante corta, un top negro ajustado a su torso y los combinaba con sus botas negras. Y no olvidemos mencionar la botella de whisky por la mitad en si mano.
—Hola hermosa mujer —canturreó entrando a mi humilde hogar.
—Hailey, pierdes tu tiempo. No iré a ninguna estúpida fiesta.
—No me interesa, en lo más mínimo —me miró y me sonrió. Me guiñó un ojo y corrió hacía la única habitación que había en el departamento, que era claramente la mía, y yo la seguí corriendo detrás de ella.
— ¡Hailey!
—Veamos que tenemos aquí —se tomó de la barbilla pensando mientras recisaba mi armario. El cual ni siquiera tenía puertas de lo viejo que era. Era uno de los muebles que venía con la casa—. Mierda, June, no tienes nada.
Rodé los ojos apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Claro que no tenía casi nada. Cuando huí de mi antiguo hogar tomé lo necesario, no me sorprendería si toda mi ropa 'sexy' de salir la estuviera usando la zorra de McKagan. Me enfurecí por un momento.
—Realmente esto es una pérdida de tiempo —bufé. Hailey seguía hurgando en mi ropa.
— ¡Oh, pero mira lo que tenemos aquí! —Gritó la rubia eufórica con una sonrisa. Fruncí el ceño.
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DEAR JUNE | Duff McKagan
FanfictionAmbos nos amábamos con intensidad, a pesar de los conflictos siempre estuve para él y él para mí. Nuestro amor era único, o al menos así lo veía yo. ¿Pero podré recuperar el amor y la estabilidad con él? ¿Seré capaz de perdonar el daño que había he...