Lo miré estupefacta. Quise salir corriendo como lo cobarde que era, pero me había paralizado, además no era que podía simplemente escapar, me despedirían.
—June, ¿June, verdad? —Volvió a hablarme. Seguía mirándome seriamente.
—No puedes decirle dónde estoy —me acerqué a él y lo miré muy seriamente. Él sólo negó.
—Él te está buscando como loco, no puedo no decirle —exclamó mirándome con el ceño fruncido.
Comencé a respirar rápidamente. Esto me había tomado por sorpresa.
El día que encontré a Duff teniendo relaciones con Mandy, ni siquiera lo enfrenté. Sólo me fui de allí, con el corazón hecho trizas, esperé a que se vayan y en cuánto se fueron, hice un bolso y escapé. Me fui. No soportaba la idea de esa traición, mierda, le estaba por decir que estaba jodidamente embarazada y lo encuentro en la cama con una de sus amiguitas, ¿desde cuándo se la follaba? Ella había ido un par de veces a los conciertos que los chicos hicieron aquí en Estados Unidos, ¿habrá estado engañándome durante cuánto tiempo? No soporté la idea de tal humillación y huí, ni siquiera le di la oportunidad de explicarse pues pensaba que no la merecía. Sólo le dejé una carta en la mesa con sólo tres palabras; no me busques.
—No puedo permitirlo. No puedes decírselo —lo miré enojada.
—Está jodidamente preocupado, hasta incluso me llamó estando en plena gira por Tokio.
—Nunca fueron tan amigos, Nikki, no tienes porqué hacerle este favor —espeté.
—Tienes razón —se encogió de hombros mientras de un sorbo se terminaba el whisky—. Aún así, se lo veía muy mal.
—No quiero escuchar sobre él —negué con la cabeza. Nikki me miró con los ojos entrecerrados.
—Bien —levantó los brazos en forma de rendición—. ¿Qué haces trabajando aquí? En Glendale.
—Tú que crees —ironicé. Vi a más gente entrar y sentarse en las mesas que me correspondían, bufé—. Tengo que trabajar, Nikki, fue bueno verte por aquí —hice una mueca y rodeé la barra que terminaba justo a un lado de él pero Nikki me paró tomando mi brazo.
—Quiero saber de ti, cara de ángel, ¿a qué hora terminas? —Preguntó Nikki.
—No lo creo, yo...
—Oh, vamos, prometo no mencionar a McKagan —dijo—. Mierda, lo dije, bueno, no lo mencionaré a partir de ahora.
Él rió y bufé. Estaba tan ebrio. Probablemente mañana no recordaría nada y será como no haberlo visto.
Pero qué equivocada estaba.
—Salgo a las doce —solté en un suspiro y él me sonrió guiñándome un ojo. Negué con la cabeza y seguí trabajando, Nikki observaba con detenimiento todos mis movimientos.
Hailey me había preguntado quien carajo era él, sólo le contesté que era un viejo amigo, no tenía ánimos de explicarle toda una jodida historia.
Para mi decepción, Nikki aún no se había ido del bar. Ya eran las doce y algo, no había más clientes que él.
— ¿Te irás con él? —Inspeccionó Hailey a Nikki. Asentí—. Está muy bueno —susurró para ella.
—Hablamos luego —me despedí. Ya estaba cambiada, puse mis jeans y mi camisa, sobre ella una chaqueta de cuero negra.
Salí a la calle y ahí estaba él, esperándome con un cigarrillo en la boca. Me acerqué y él me inspeccionó de pies a cabeza.
—Ya recordé un par de cosas —me dijo cruzándose de brazos mientras me veía con una sonrisa. Rodé los ojos.
— ¿Qué?
—Tú bailando en el Strip Club de Sunset, lencería negra y te quedaba a muerte —me sonrió de lado. Me puso nerviosa y me sonrojé al instante. Ese día había estado tan drogada y ebria que hice esa estupidez.
—Eres un imbécil.
—Yo sólo digo lo que mis ojos vieron —rodé los ojos—. Ya, bien, ¿te parece si te acompaño a dónde sea que vivas? Y charlamos en el camino.
Bufé y asentí, ¿acaso tenía opción?
—No entiendo por qué tanto interés, Sixx, ¿no deberías estar en alguna gira por ahí?
Ya habíamos comenzado a caminar. Él se encogió de hombros.
—Sólo me aburro —bufó—. No tengo nada más que hacer, no te ofendas.
—Para nada —contesté sin importancia.
—Dije que no lo mencionaría pero me está matando la intriga, ¿qué pasó entre ustedes? Los recuerdo muy asquerosamente enamorados —él hizo una mueca de asco, reí melancólica.
—Larga historia —murmuré.
—Oh, vamos, no me hagas rogarte —rodé los ojos.
—Él me engañó con Mandy, en nuestra propia casa —espeté negando con la cabeza—. Así que decidí huir.
—Sabes que una persona normal usualmente lo manda a la mierda y se separan, no huye simplemente —ironizó él a mi lado.
—Entonces no soy alguien normal —suspiré.
Caminamos por quince minutos más, Nikki me habló un poco de su banda y el descanso que se estaban tomando, no hablamos mucho en realidad.
—Bien, aquí vivo —paré y me giré a verlo.
—Si que vives lejos —alzó una ceja.
—Gracias por acompañarme, ahora prométeme que...
—June, no le diré nada ¿sí? Tranquila —rodó los ojos. Suspiré un poco más tranquila, aunque no me podía fiar y menos de alguien como Sixx.
—Eso espero —bufé—. Bien, me alegro haber charlado contigo, nos vemos.
—Bien, adiós June.
Nikki salió caminando por las oscuras calles de mi barrio. Cuando noté que ya se había alejado lo suficiente, comencé a caminar una calle más, claramente no lo llevaría a la puerta de mi casa, siempre hay que ser precavida.
Me adentré a mi pequeño apartamento y cerré la puerta con llave. Había sido un largo día. Realmente jamás pensé en encontrarme a alguien como a Nikki en ese bar, él no quiso responderme cuando se lo pregunté. También había sido una larga jornada laboral y mi cuerpo se cansaba cada vez más rápido. Si bien el médico me había recomendado no trabajar demasiado y descansar más, no le quise hacer caso, pensaba que no era necesario ya que era joven y podía, pero al parecer el hecho de estar embarazada era igual para todas.
Busqué algo en la nevera de comer, mis ojos se iluminaron cuando vi un paquete de chocolate a medio terminar. Ni siquiera lo pensé dos veces y me lo llevé a la boca, me preparé un té y me fui a mi dormitorio para finalmente dormir. Mi cama consistía básicamente en un colchón sobre el piso, ni siquiera tenía cama.
Me comí el chocolate en velocidades que desconocía y me tomé el té con rapidez también. Una vez terminado mi cena del día, me puse mi pijama y me fue inevitable no mirarme al espejo. Me acerqué con miedo a él y con suavidad, levanté mi camiseta dejando ver mi vientre y me puse de costado. Ahogué un suspiro y me quedé sin aliento por unos instantes; mi panza había empezado a crecer, pues lo estaba viendo justo ahora, casi no lo podías notar pero ahí estaba.
Y mis ojos se cristalizaron de nuevo, pero esta vez, sonreí.
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DEAR JUNE | Duff McKagan
FanficAmbos nos amábamos con intensidad, a pesar de los conflictos siempre estuve para él y él para mí. Nuestro amor era único, o al menos así lo veía yo. ¿Pero podré recuperar el amor y la estabilidad con él? ¿Seré capaz de perdonar el daño que había he...