Si tan sólo hubiese tenido los ovarios suficientes, probablemente no estaría donde estoy ahora. Pero decidí dejar de pensar en el pasado, nunca ha traído cosas buenas pensar en él. Me concentré en mí, debía estar enfocada.Necesitaba urgentemente un trabajo, tenía que pagar rentas, abastecerme y no morir de hambre. Fui por lo simple y fácil, bares, restaurantes, etc. En la ciudad de Los Ángeles siempre podías encontrar trabajo en esos lugares, aunque era sabido que no cobrarías mucho.
Mis pies ardían de caminar alrededor de cuarenta cuadras hasta llegar a mi lugar de trabajo, un bar pequeño, de día una cafetería común donde familias, parejas y amistades iban a pasar el rato con un poco de comida, de noche: hombres mayores iban por una copa, al igual que mujeres. No era un lugar muy concurrido por adolescentes, ya que el ambiente estaba muy decorado en los años sesenta y adultos solían concurrir el lugar.
Para mí, era el trabajo perfecto, al menos por ahora, trabajaba tres horas en la mañana, y seis en la tarde; comenzaba a las ocho de la tarde y terminaba alrededor de la una de la madrugada. Lo único negativo era la paga y la distancia. Sin tan solo aumentaran mi sueldo...
Mi humilde hogar se encontraba muy lejos del centro, ya que mientras más lejos menos dinero, y era lo único que podía pagarme. Suspiré.
Cuando me mudé a Glendale hace dos meses no pensé en lo difícil que sería encontrar un apartamento barato y cerca, pero no había pensado claramente, lo único que necesitaba era huir de Hollywood, o más bien de Sunset Strip.
Tenía a JH's Bar frente a mí, pero necesitaba tomar un poco de aire antes de entrar. Últimamente me sentía más descompuesta y cansada, esto de caminar cuarenta cuadras tres veces al día se hacía cada vez más difícil, usualmente solo tomaba un taxi cuando salía de mi turno de noche hasta mi casa, ya que era bastante peligroso caminar en la madrugada sola, y más en el barrio donde me estaba quedando.
Tomé aire y me adentré al bar, saludé a Rosa, una señora de ¿sesenta años?, no lo sabía pues nunca le había preguntado, siempre venía sin falta los martes y viernes al mismo horario. Según lo poco que había hablado con ella, vivía a un par de calles del bar y estaba sola, su esposo había muerto en un accidente y no tenía hijos, así que venía a tomar un café cada vez que podía.
Seguí mi camino hasta la puerta detrás de la barra, allí había una especie de salón donde las camareras y cocineros nos cambiábamos y dejábamos nuestras pertenencias. Fui hacia mi casillero y dejé mi bolso junto a mi chaqueta, coloqué mi delantal y caminé rápidamente hacia la barra. Mi jefe había salido de su oficina y me saludó.
—Cinco minutos tarde —reprochó y siguió de largo. Hice una mueca.
Comencé a ordenar la barra y a limpiarla, hoy era martes, lo cual significaba que no vendría mucha gente hoy, menos en el turno de noche.
— ¿Qué sucedió esta vez, eh? —Una mujer rubia, ojos color café y tierna sonrisa apareció por la cocina. Era Hailey, mi compañera de trabajo y única amiga en este condado. Era dos años mayor que yo y nos llevábamos muy bien.
—Sólo caminé más despacio —bromeé, aunque era verdad, solía ser muy rápida pero todo esto me estaba matando. Hailey negó con desaprobación y tristeza—. No me mires así.
— ¿Qué quieres que haga, June? No puedo verte así, necesitas decírselo a alguien —exclamó murmurando. Bufé.
— ¿A quién, Hailey? ¿A él? Lo intenté una vez y ya vez como me fue —solté bajando mi mirada. No me gustaba recordar el motivo por el cual huí como una cobarde.
Vi como mi compañera negaba con la cabeza, finalmente largó un suspiro.
—Bien, pero por favor, no dudes en llamarme ante cualquier cosa, Junnie, no tengo mucho para ofrecer pero te apoyo en lo que sea —Hailey acarició mi brazo brindándome su apoyo y le sonreí, jamás pensé que conectaría tanto con ella. En el poco tiempo que la conocía, se había convertido en una muy buena amiga. Nunca me juzgó e hizo ganarse mi confianza, algo que era muy raro en mí, luego de una difícil vida.
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DEAR JUNE | Duff McKagan
FanficAmbos nos amábamos con intensidad, a pesar de los conflictos siempre estuve para él y él para mí. Nuestro amor era único, o al menos así lo veía yo. ¿Pero podré recuperar el amor y la estabilidad con él? ¿Seré capaz de perdonar el daño que había he...