THE RED DIAMOND ;
❛ no quería decirlo pero ustedes son anticuados, ¿por qué tenemos apodos basados en una leyenda vieja y aburrida y no en licor? ❜
donde bria alexander se convierte en una desastrosa agente kingsman
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BRIA SE QUEDÓ SENTADA, CON LA MIRADA PERDIDA EN ALGÚN PUNTO FIJOmientras los demás se paraban, listos para irse.
—Nos vemos mañana Bria. —se despidió Roxy de ella, haciendo que despertara de su ensoñación.
—Eh, si. Hasta la próxima. —le contestó Bria, todavía perdida en su mente. Roxy se rió de la respuesta de la chica, para después salir por la puerta de la sala.
—¿Lista para irnos? —le preguntó Floyd, parado junto a ella—. Tu papá debe estar esperándonos.
¡Diablos, su papá! Bria no había pensado en él en todo el día, ahora se sentía culpable. Genial, no le iba a agradar la idea de que Bria estuviera en Kingsman, no no, no lo iba a aprobar en lo absoluto.
—Uh, ¿y si vamos por comida antes? —pregunto Bria, claramente tratando de evitar la llegada a su casa.
—No me parece. —se negó su padrino, jalándola del brazo para que se levantará—. Anda, anda, hay comida en la casa.
—¿Cuál es la prisa? —gruño Bria, levantándose de la silla. Cuando terminó de pararse, Floyd ya estaba en la puerta, impaciente por irse, mientras que las personas restantes en la habitación, Merlín y Allen, la observaban.
—¿Ya terminaste tu berrinche? —le preguntó Allen, con una sonrisa sarcástica.
Bria pensó en las múltiples opciones para responderle, pero en su lugar solo continuó su camino a la puerta, sin dirigirle la mirada para después salirse con Floyd.
—Anda, ya tengo hambre. —la apresuró Floyd.
Después de alrededor una media hora de camino en coche, donde Floyd conducía feliz escuchando la radio y Bria se quedaba dormida en el asiento de atrás, por fin llegaron a la casa de Bria (y donde ocasionalmente vivía Floyd).
Cuando Floyd estacionó el coche frente a la vivienda, Bria levantó la cabeza para ver la hora en el estéreo. Iban a ser casi las 8 y lo único que había comido en toda la tarde había sido el sandwich que le había llevado Floyd. No muy llenador, por cierto.
—¿Tenemos comida en la casa? —preguntó Bria, mientras Floyd buscaba una llave en los bolsillos del pantalón.
—Seguramente. —le respondió su padrino, distraído. Bria suspiró y abrió la puerta sin usar llave alguna: abierta como de costumbre—. Sabes, sigo sin entender porque les gusta tanto dejar la puerta abierta.
