CAPÍTULO II ;

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capítulo ii ; donde bria consigue un mejor trabajo


FLOYD BARKER DETUVÓ EL COCHE EN SECO, provocando un chirrido de las llantas y que Bria se golpeara con el asiento de enfrente, despertándola instantáneamente

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FLOYD BARKER DETUVÓ EL COCHE EN SECO, provocando un chirrido de las llantas y que Bria se golpeara con el asiento de enfrente, despertándola instantáneamente.

—¿Dónde estamos? —Bria seguía confundida por todo lo que acababa de suceder. Suspiró, el día había empezado tan normal.

—En mi trabajo, por supuesto. —le respondió Floyd, abriendo la puerta del coche. Bria se asomó por la ventana del coche, para encontrarse con una mansión gigante, con amplios jardines verdes. ¿Pero qué rayos?

Bria bajo del coche, todavía tropezándose un poco. —¿Estamos en la casa blanca?

—Bria, por favor. Yo nunca te llevaría a ese basurero. —Floyd le guiño el ojo, amistosamente.— Ahora apúrate, que vamos tarde.

Bria sacó su celular del bolsillo izquierdo, eran casi las 5, ella salía de trabajar a las 7. ¡Dios mío, su trabajo! Floyd había golpeado y dejado inconsciente al novio de su jefe, era momento que se fuera despidiendo de esa tienda.

—Ok, pero ¿a dónde vamos? —Floyd subió corriendo las escaleras de la casa, seguido de Bria.— ¿Y puedes explicarme que paso en mi trabajo?

—Oh querida, creo que no es necesario decirte que ese ya no es tu trabajo.

Entraron a la mansión, que de verdad era demasiado elegante y en la opinión de Bria, parecía sacada del siglo XIX.

—Si si, pero ¿qué paso ahí? —ambos caminaban por varios pasillos, Bria siguiendo a su padrino.— Estaba medio muerta en ese momento para recordar algo.

—Bueno, te salve y defendí tu honor. —llegaron a una sala grande, con varios cuadros que dejaron asombrada a Bria.— Oh, no es aquí. ¿Puedo preguntar por qué ese muchacho de tamaño sobrehumano estaba a punto de golpearte?

—Le dije maggot y pensó que estaba insultando su sexualidad. —se quejó Bria, para después detenerse en seco.— ¿Por qué estoy contestándote si tu no me has dicho a dénde vamos?

—Ya lo verás, ahora camina. —Floyd la jaló del brazo, haciendo que la chica caminara.— Sabes, mis planes para hoy eran diferentes.

—¿En qué sentido? —preguntó Bria, sin algún tono en su voz, la verdad no quería saber.

—Pues, originalmente el plan solo era ir a sacarte de tu trabajo antes, comer un delicioso sandwich de queso derretido, hecho por un servidor, y luego traerte aquí. Como verás, no entraba ahí pelear con un gigante.

—¿Pero para qué quieres traerme aquí? —esta vez, Bria lo gritó, sonando como una niña pequeña haciendo berrinche.

Floyd se detuvo al fin, frente a una gigantesca puerta dorada.

THE RED DIAMOND ─ ᵏⁱⁿᵍˢᵐᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora