CAPÍTULO I ;

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capítulo i ; donde casi matan a bria


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BRIA ALEXANDER TRABAJABA EN UNA TIENDA DE PAPELERÍA. Llevaba varios meses trabajando ahí, y aunque no ganaba lo suficiente como para al fin mudarse de la casa de su papá, era feliz por tener un trabajo por fin. Aunque no fuera un trabajo relacionado con su carrera. Aunque ese trabajo fuera mediocre y su jefe fuera un adolescente. Y sobre todo, aunque ese trabajo no fuera ser una agente secreta.

Había sido casi un año desde que su padrino, Floyd, se había aparecido por su casa ofreciéndole un trabajo como agente de Kingsman, el cuál Bria acepto, pero con lo que no contaba es que tendría que competir contra otros jóvenes adultos como ella para ganar el puesto de agente. ¿El resultado? Bria no lo consiguió.

Y fácilmente se pudo haber olvidado de todo el rollo de los agentes secretos y Kingsman, pero ahora que Floyd había regresado, se la pasaba todo el tiempo en casa de Bria y su padre, contándole sobre sus aventuras y tomando su estúpido té. No es que Bria tuviera celos, no no, al contrario, ella estaba más que feliz de trabajar en la tienda de papelería.

—¡Bria! Deja de estar fantaseando de lo que harás el fin de semana, por ahora tienes trabajo. —gritó esa voz que estaba tan acostumbrada a escuchar desde que había entrado a trabajar ahí.

—Oliver, no tenemos clientes. —se quejó Bria, lo cuál era cierto: la tienda estaba completamente vacía y lo más seguro es que siguiera así por lo que quedaba del día.

—Como sea. —Oliver, el molesto adolescente rubio que se dedicaba a hacerle la vida imposible y que por alguna razón era su jefe, le dejo un trapo en el mostrador donde estaba Bria.— Limpia el mostrador.

—Lo limpie en la mañana.

—Pues vuelve a limpiarlo. —el chico se alejó, antes de que Bria le pudiera reclamar.

—Estúpido niño blanco y rico. —se quejó Bria en voz baja, como acostumbraba a hacer, mientras limpiaba con el trapo. 

A quien engañaba, Bria odiaba este trabajo. Odiaba que un mocoso le diera ordenes, odiaba no ganar lo suficiente y odiaba que fuera aburrido. Casi no tenían clientes por lo que a Bria no le pagarán bien y eso hacía que odiara mas el dichoso trabajo. 

Estaba tan ocupada maldiciendo su vida, que Bria no escucho las típicas campanas que sonaban cada que un cliente entraba.

—¿Alguien que me atienda?

Bria levantó la vista, esperanzada, pero solo era Dave, el estúpido novio de Oliver. Bria resopló.

—Oliver esta atrás, seguramente.

Dave solo la miró y con una sonrisa, se sacó el chicle de la boca para pegarlo en el mostrador que estaba limpiando Bria. Ugh. 

Maggot. —dijo Bria en voz baja, mientras Dave se alejaba, pero el chico claramente la esucho.

THE RED DIAMOND ─ ᵏⁱⁿᵍˢᵐᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora