prólogo ; donde floyd ofrece trabajo
BRIA ALEXANDER TENÍA UN DOCTORADO EN PSICOLOGÍA. O al menos eso le dijeron cuándo se graduó de la universidad, un año atrás. Porque ahora, Bria Alexander no tenía trabajo alguno y seguía viviendo en casa con su padre, aparentemente nadie necesitaba a una psicologa por el simple hecho de no tener experiencia laboral.
—Obviamente no voy a tener experiencia laboral, acabo de terminar la universidad. —refunfuñaba Bria en voz baja, mientras caminaba por la calle que la conducía a su casa, cargando una bolsa con unos cuantos vegetales y sobre todo, llena de botanas.
Obviamente como no trabajaba, no se podía dar el lujo de un coche, por lo que Bria se movía a pie. El supermercado no estaba demasiado lejos de su casa, pero aun así era tedioso tener que caminar, más con la bolsa llena de cosas.
Cuando llegó a su casa, abrió la puerta de una patada, sus manos estaban ocupadas con la bolsa y cómo a su papá siempre se le olvidaba cerrar la puerta, Bria podía entrar fácilmente a su casa sin necesidad de una llave.
—¡Papá, ya llegué!— se anunció, dejando la cosas en la barra de la cocina. Su casa era pequeña pero bastaba para dos personas: su papá y ella. Pero en ese momento había una tercera persona ahí.
—Hey Bria
Bria se volteó con temor, esperando encontrarse con un ladrón, pero la voz era familiar: era su padrino, parado en el marco de la puerta de uno de los cuartos.
—¡Floyd! —Bria corrió a abrazarlo. Floyd era el mejor amigo de su papá, padrino de Bria, pero ella lo consideraba como un tío, incluso un segundo padre.— ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en Escocia.
—En Irlanda, de hecho, pero estoy de vuelta. —su padrino se soltó del abrazo de Bria, para quitarse sus confiables lentes con cristal tintado, que siempre traía puestos o al menos desde que Bria tenía memoria, para limpiarlos con su camisa.
—Ven ven, siéntate. —Bria le indicó que se sentará en uno de los sillones, mientras se dirigía a la cocina.— ¿Quieres algo de tomar?
—No no, estoy bien. —Floyd se sentó en el sillón, poniéndose sus lentes de nuevo.— ¿O tienes algún té?
Bria sonrió, desde siempre su padrino había amado el té, como todo buen británico. Lastima que Bria y su padre eran americanos.
—¿Y mi papá? —preguntó Bria, sirviendo el agua caliente en una taza.
—Oh ya sabes, en el trabajo y todo eso. Lo llamé para que me dejara entrar pero por alguna razón no cierra con seguro la casa, lo cual no me parece la mejor de las ideas. —contó Floyd, entre risas.
—Aquí esta el té. —le entregó la taza Bria, sentándose junto a él en el sillón.— ¿Y? ¿Qué te trae de regreso a la humilde Inglaterra?
—Extraño el lugar. —Floyd bebió de su té, que estaba hirviendo, pero a él no pareció importarle.— Además que me contaron que alguien no ha conseguido trabajo.
Bria sonrió, apenada.— Si has venido hasta acá a humillarme, creo que una llamada hubiera sido suficiente.
—De eso nada, de hecho vengo a ofrecerte trabajo.
—¿A mi? ¿En tu empresa de seguros? —Bria se rió ante la idea. Nunca había querido trabajar en una oficina, era una pesadilla para ella.
Floyd continuó tomando su té tranquilamente, sin decir absolutamente nada.
—¿Si me quieres en tu empresa de seguros, cierto? Oh no me digas, voy a ser una secretaria. —lloró la chica.— Ya sabes que odio a las secretarias. Floyd no me hagas esto, te lo estoy suplicando.
—Nadie dijo nada sobre ser secretaria. Tu te proyectaste.
—Bueno, ¿pero si no me quieres como secretaria entonces de que voy a trabajar?
—Bria, hay maneras de conseguir trabajo sin tener que ser secretaria, ¿ok? —Floyd dejo la taza en la mesita que estaba junto al sillón y se volvió a acomodar los lentes.— Necesito que te calmes para explicarte esto.
«¿Explicar qué?» Se pregunto Bria, moviendo los pies con nerviosismo. Miles de situaciones diferentes cruzaron su cabeza pero le tenía demasiada confianza a Floyd como para que lo fuera a pasar fuera malo. La chica tragó saliva.
—¿Has escuchado de Kingsman?— le preguntó Floyd, antes de volver a agarrar la taza de té.
—¿Kingsman? ¿Así como hombres del rey? —cuestionó Bria a lo que Floyd asintió.— ¿Qué es eso, tu empresa de seguros? Oooh, trabajas para la reina ¿cierto?
—Bria, te dije que para contarte esto necesitaba que te calmaras.
—Estoy calmada, estoy calmada. —la chica respiró hondo, dejando de mover los pies.
—Bien. Para empezar necesito que sepas que te aprecio muchísimo y que eres como una hija para mi. —habló Floyd, haciendo que una pequeña sonrisa se asomara por la cara de Bria.— Por eso se que tienes potencial para esto y que lo harás bien.
Bria quería interrumpirlo para preguntarle que si todo esto era para ofrecerle trabajo en la aseguradora, pero mejor se quedo callada, dejando que Floyd continuara hablando.
—Por lo que te ofrezco la oportunidad de convertirte en una Kingsman. Una agente Kingsman.
—¿Agente? ¿Cómo en las películas de espías? —preguntó Bria, tapándose la boca al momento que termino de hablar. Floyd se rió, tomando un poco de su té.
—Si, se podría decir que si.
—¿De verdad? ¿No estás jugando conmigo?
—¿Por que habría de hacerlo? —Floyd frunció el ceño, dejando de nuevo su taza de té junto a él.
—Ooh, ¡tu eres un agente secreto! —Bria aplaudió, emocionada. ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Su padrino nunca había sido un empresario, era un espía o lo que sea?
—Un agente Kingsman. Agente Bedivere, para ser exactos. Y si tiene algo de secreto.
—Por favor dime que no estas mintiendo, porque todo esto suena super cool.
—Ya te dije que no te estoy mintiendo. —Floyd la miró con seriedad, algo que rara vez pasaba porque Floyd siempre era muy bromista y risueño.— Esto es algo de verdad y es serio, te estoy ofreciendo una oportunidad de terminar un entrenamiento para convertirte en una agente Kingsman de verdad.
—¿Qué, como una competencia?
—Exactamente. Participarás contra otros jóvenes y solo uno de ustedes se convertirá en el nuevo agente Lancelot.— Floyd se levantó del sillón, llevándose con él la preciada taza de té.— Entonces, ¿aceptas?
Floyd le extendió la mano a Bria, pero ella lo dudó por un segundo. Sería como en las películas y al fin tendría un trabajo. ¿Qué podría salir mal?
—Pues claro que sí. ¿Por quién me tomas?
Floyd soltó una fuerte carcajada, haciendo que Bria también se riera, justo como en los viejos tiempos.
Y así fue cómo Bria Alexander paso de ser una desempleada a competir por un puesto para ser una agente Kingsman. Claro que no lo consiguió, pero esa es una historia para otro día.
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THE RED DIAMOND ─ ᵏⁱⁿᵍˢᵐᵃⁿ
FanfictionTHE RED DIAMOND ; ❛ no quería decirlo pero ustedes son anticuados, ¿por qué tenemos apodos basados en una leyenda vieja y aburrida y no en licor? ❜ donde bria alexander se convierte en una desastrosa agente kingsman ...