4

99 15 5
                                    

"Les dejó una tarea. Además de seguir comunicando, quiero que se tomen el tiempo de observarse detalladamente y hablar, tocar, acariciar lo que les llame la atención."

Ya nada me sorprendía de parte del profesor. Pero esto último me tenía con la piel de gallina. Aunque fuese con las buenas intenciones.





12:45

-- ¡Jiyeooon! Llevas media hora ahí dentro! -- Voceó Hoseok desde afuera.

El grito de Hoseok me sacó de mis pensamientos, me había quedado pegada frente al espejo, casi como momia.

Antes de salir del baño, me puse rápidamente una polera gigante para salir a atender a Hoseok sin tener que ponerme ropa por media hora.

-- Perdona, déjame vestirme y voy. -- Le dije abriendo la puerta.

Hoseok pareció sorprendido por mi atuendo y bajó su mirada a mi cuerpo. Se detuvo en mi pecho, probablemente notando la ausencia de sujetador.

-- Sí, tranquila, quería saber si estabas bien y qué comes a esta hora, para empezar a preparar. -- Respondió sacudiendo un poco su cabeza antes de volver a mirarme a los ojos.

Inconscientemente, me tapé discretamente.

-- Comeré lo que comes tú, no te preocupes. -- Aseguré antes de cerrar lentamente la puerta de mi habitación y correr a buscar algo más decente para vestirme.












-- Sabes, los portés son muy fáciles de hacer contigo. -- Rio tomándome de la cintura y levantándome para dejarme en el sofá.

En ese lugar, nos esperaban platos con un montón de comida aparentemente deliciosa y dos enormes batidos.

-- No sabía que también tenías talentos culinarios... -- Alagué impresionada.

Hoseok solo soltó una carcajada y se sentó pegado a mí.

-- Espero que ya empecemos a ver la coreo oficial mañana, tengo demasiada curiosidad. -- Declaré apoyando mi cabeza en su hombro.

-- ¡Si! Pero no se nos tiene que olvidar la tarea que nos dio el profesor, aunque francamente siento muchísima confianza. -- Recordó.

-- Encuentro que las tareas y lecciones de este profesor son demasiado extrañas. --Comenté empezando a comer.

-- Es verdad... No es común, pero es para que estemos en un estado de confianza total. A mí, no me incomodan del todo las clases... -- Sonrió pícaro.

Me burlé levemente de su comentario mal pensado y me levanté.

-- Te espero en la sala de ensayo. -- Finalicé.








Vamos, míralo a los ojos.

Esta tarea me estaba poniendo más nerviosa de lo que debiera. Ambos en la habitación vacía recubierta por espejos. Hoseok se acercaba a mí, con una de sus habituales sonrisas impresas en el rostro.

-- Te advierto, yo haré exactamente lo que nos pidió el profesor. -- Avisó poniéndose delante de mí relajado.

Nuestras miradas fueron conectadas, empezando nuestro trabajo. Nos quedamos unos segundo apreciando nuestros ojos. Hoseok tenía una mirada que te hacía sentir feliz con sus ojos oscuros y brillantes.

Fuimos detallando el rostro del otro lentamente, sin alguna vergüenza. Me daban unas tremendas ganas de acariciar su piel perfecta, era aterrador tener tal obsesión.

-- Dios... Sí que eres bella... No te voy a mentir. -- Declaró despejando mi rostro de cabello.

Sonreí, era agradable escucharlo de su parte. No le iba a responder, pero mi respuesta interna era "lo mismo digo". Volvimos a mirarnos a los ojos, pero sentí esa presión, esas ganas de seguir mirando más abajo. Hoseok hizo el primer paso y bajó su mirada a mi cuello alejándose un poco.

Seguí su acción y bajé mi mirada, de sus hombros hasta abajo. Sus manos estaban relajadas a sus lados y no pude controlarme. Tampoco era idea hacerlo, pero me avergonzaba ser la primera. Toqué su mano para después tomarla y levantarla delicadamente, notando que estaba más caliente que la mía.

-- Estás helada. -- Comentó tomando mi mano entre las suyas para calentarlas.

Los ojos de Hoseok fueron de mi mano a mi abdomen, seguramente inconscientemente. Siguió subiendo y llegó a mis pechos donde se quedó pegado antes de subir a mis clavículas. Con una de sus manos, las acarició, sin algún objetivo preciso. Bajó su roce a mi cintura, subiendo cada vez más, casi alcanzando el lado de mi busto.

Ahí fue cuando las cosas fueron complicándose: cuando sus ojos volvieron a conectarse con mi rostro.

Sin vacilar, puso su dedo índice en mis labios entreabiertos y pasó por estos. Era inconsciente, lo sabía, pero era extraño. No sentía incomodidad, los ejercicios habían hecho efecto entre Hoseok y yo.

Estaba confusa. ¿Qué era lo que se supone que era la confianza? Por que sentía que con Hoseok sólo habían dos pasos, de desconocidos y timidez, para luego sentir mariposas. Faltaba la etapa de solo ser mejores amigos y me tenía aterrada.

No quería que Hoseok fuese algo más que un amigo, un compañero de baile.

Pero Dios... Que era bello.

Parecía que Hoseok estaba en las mismas, pero él no se aguantaba de decirme lo que pensaba.

-- ¿Qué carajos se supone que debemos ser? -- Preguntó. -- Estoy pensando que a lo mejor su objetivo es enamorarnos. Y por mi parte, lo está logrando. -- Siguió, en voz baja.

Yo seguía mirando detalladamente su mano rostro. Pero, no me había dado cuenta lo que me acababa de decir, ¡Hoseok se me había declarado! O eso era lo creía...

-- No sé lo que estoy diciendo, solo sé que eres increíble. -- Siguió, justificando su última replica, un poco avergonzado.

Quedé sin palabras, solo tenia ganas de besarlo. Pero obviamente, no lo hice, hubiera sido ir por el camino fácil. No estaba segura de lo que sentía por él, y que fuese lo que fuese, no sabia si era lo mejor para nosotros.

Abracé su musculoso cuerpo dejándolo suspenso. No le iba a contestar, quería tomarme el tiempo de reflexionar. Solo iba a terminar mi día tranquilamente y tomar el tiempo necesario de imaginarme todas las escenas posibles para no arrepentirme de mis acciones.







Gracias por leer

Dancer [ 𝗝𝗛𝗦¹⁸ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora