12

80 9 0
                                    


-- ¿Podrías alcanzarme mis jeans por favor? -- Pidió Hoseok sentado en el suelo ordenando su ropa en la maleta.

Le alcancé sus pantalones, pero algo inesperado ocurrió.

Al tomarlos algo cayó de alguna parte. De los bolsillo de Hoseok habían caído un par de condones. Me agaché para recoger aquello, un poco sorprendida.

Cuando me enderecé, Hoseok estaba parado y bastante cerca de mí.






-- Tienes suerte sabes... No te tengo que quitar energía con estas cosas, por ahora. -- Empezó juguetón.-- Pero estos, me los llevo a Estados Unidos. -- Finalizó, tomando los condones de mi mano.

Su última frase me dejó a punto de desmayarme. Estos últimos días, estaba bastante sensible por los nervios pre-concurso. Por eso, me daban escalofríos y ataques de vergüenza a cada vez que Hoseok se mostraba de esa manera.

Me fui al baño un poco acalorada y me mojé la cara, intentando desalterarme de lo anteriormente ocurrido. Respiré un par de veces, antes de cuestionarme a mí misma. ¿Tanto me gustaba ese hombre que me causaba ese tipo de cosas?

Al salir del baño, este me esperaba con una sonrisa, entretenida. Le di un golpecito en el hombro riendo avergonzada antes de que me tomara en sus brazos.

-- Parece que estás sensible... -- Comentó.

-- Agh, calla. -- Me quejé avergonzada. -- Voy a prepararnos algo de comida. -- Empecé separándome de él. -- ¿Puedes cerrar las maletas, por favor? -- Solicité las cejas en alto.

El hombre sonrió y asintió, no antes de besarme cálidamente.





19:28

Luego de cenar temprano, intentando seguir teniendo un poco de organización, estábamos teniendo nuestro momento juntos, en la sala de ensayos.

Habíamos quedado en hacer una última vez las coreografías, pero relajados. Las íbamos a hacer sin preocupaciones, por puro placer. Con una sonrisa permanente y divirtiéndonos el uno con el otro.

Luego de unas miraditas cómplices, la música se puso en marcha. Esta corría por nuestras venas, poniendo nuestros cuerpos en movimiento. Las manos de Hoseok tenían mi cuerpo asegurado y protegido. Cada tiempo del compás ya hacía parte de nosotros, dejando volar nuestras mentes en nuestro propio mundo.

Desde el primer segundo, ambos sabíamos algo que nos tenía felices. Estábamos perfectamente preparados para el concurso. Podíamos disfrutar de lo que nos apasionaba sin tener que pensar. Lo teníamos perfectamente interiorizado, y ambos sabíamos que era buena señal.

Nuestras cabelleras volaban por el aire, dibujando nuestra felicidad en el. El ritmo de nuestro corazón se aceleraba cada vez más, brindándonos una especie de excitación interna. De reojo, podíamos ver nuestra imagen en el espejo, dejándonos aún más felices por nuestro resultados.

Era una terrible mezcla de amor, felicidad y tristeza. ¿Por qué tristeza? Porque sabíamos que este paraíso no era infinito. Sabíamos que los minutos pasaban y la música se acababa. Por eso, intentábamos disfrutar de cada segundo al máximo.

Una vez bajados de la isla flotante, nuestras respiraciones agitadas y nuestros cuerpos inmóviles, no dejamos de sonreír. Por más decepcionados de terminar, estábamos ilusionados por volver a empezar. Sabíamos que lo haríamos genial, hasta si habíamos pasado por momentos difíciles anteriormente.

Hoseok me miró sonriente y reímos, entendiendo a la perfección lo que sentíamos.

-- Esto va a estar genial. -- Comentó abrazándome.

-- A dormir, que en el avión no se puede y necesitamos estar lo más descansados posible. --Respondí.





4:30 AM

El asqueroso sonido de despertador me hizo levantar, un Hoseok colgado a mi cuerpo.

-- Hobi, ya es la hora. Tenemos que apurarnos. -- Susurré aún en la oscuridad.

El hombre se quejó un poco y se levantó, frotándose los ojos.

Nos dirigimos hacia el baño, en modo automático para prender el agua caliente de la ducha. Descubrimos nuestros cuerpos marcados y en perfecta forma, para entrar en la bañera juntos. Una vez mojados, ya un poco más despiertos, hicimos todo lo que necesitábamos hacer lo más rápidamente posible.

Salimos de la ducha y el hombre fue a buscar algo de ropa para ambos, mientras empezaba a secar mi cabello.

Éramos bastante unidos y lo solíamos hacer todo juntos. Ya era una costumbre, pues nos habíamos conocido de esa forma gracias al profesor. Ya nos conocíamos mejor que nadie, era exactamente lo que él profesor quería. No había ningún tabú entre nosotros, nunca antes había tenido una relación así.

El pelirrojo me había traído un jogger cómodo y suave, perfecto para viajar. Además traía una camiseta blanca y tres sudaderas de polar. Lo miré burlona a través del espejo, era adorable, pero ridículo al mismo tiempo.

-- Hace frío afuera. -- Justificó empezando a vestirse él mismo.

Lo besé, el corazón derretido, para luego imitarlo y vestirme igualmente.

Una vez listos, tomamos nuestras maletas y salimos, sin antes revisar todos nuestros documentos. Hoseok depositó uno de sus grandes abrigos en mis hombros, tomándome la mano.

Afuera nos esperaba un gran auto negro y media decena de guardaespaldas. Además, habían jóvenes quienes se entusiasmaron al vernos.

Encontraba increíble que hayan venido hasta aquí, y a esta hora. Era la primera vez que me sentía tan admirada.

Un par de hombres salieron del auto y tomaron nuestras maletas, sin antes invitarnos a pasar dentro del auto. Nuestro profesor estaba dentro de este espacioso auto, sonriendo al vernos llegar.

-- ¿Listos para el gran día? -- Preguntó el profesor al vernos llegar.

-- Más que listos. -- Respondió Hoseok.

-- ¿Cómo está tu muñeca? -- Cuestionó mirando a Hoseok.

-- Mucho mejor, ya estoy casi sano. -- Contestó sonriente.

-- Perfecto. En el aeropuerto, tomen algo antes del embarcamiento, es importante que estos últimos días se alimenten bien. -- Formuló el profesor, la mirada distraída. -- Y me tienen que ir informando de lo que ocurre, estaré pendiente de sus mensajes. -- Solicitó.

Nuestro profesor estaba bastante preocupado, nos daba las últimas indicaciones antes de dejarnos en el aeropuerto. Aunque nos deje bajo la máxima seguridad posible, hasta con guardaespaldas, estaba bastante nervioso y se notaba.

Al contrario, estábamos bastante relajados con Hoseok, y más felices que nerviosos por el concurso. Sabíamos que habíamos pasado por muchos problemas y los habíamos superado. Entonces, si no ganábamos, la experiencia habría sido nuestro trofeo. Por eso, sólo escuchábamos el profesor a medias, ya arriba de nuestra isla flotante.

Una vez llegados al aeropuerto, hicimos los trámites necesarios para el vuelo, nuestro profesor acompañándonos hasta el último segundo.

Este último mes, mi vida había cambiado más que nunca. Para empezar, pensaba haber encontrado el amor de mi vida. Luego, había encontrado un segundo padre, así es, me había encariñado un montón con mi profesor. Por último, había aprendido más que nunca en lo que me apasionaba, la danza.




Gracias por leer❤

Dancer [ 𝗝𝗛𝗦¹⁸ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora