Soberbia

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La música envolvía por completo el lugar, estaba tan fuerte que hasta cierto punto era muy molesta, odio a las personas que piensan que este tipo de lugares son los ideales para negociar, para empezar ni siquiera se puede hablar, si creen que me van a entorpecer por tener a una bailarina exótica bailando alrededor de mí están equivocados. Park Jin Young es un hombre de negocios frío y calculador, no tengo otra opción tengo que ser el mejor siempre y nada puede distraerme.

Leí minuciosamente el contrato que me estaban ofreciendo, la escasa luz y la decena de cuerpos semidesnudos bailando y restregándose por el lugar no iban a detenerme, rápidamente di con la trampa que me habían impuesto.

Coloque la carpeta que se me había dado sobre una de las mesas y negué con la cabeza para que los negociantes se percatasen de que no iba a firmar. Me puse de pie y camine hasta la salida

—Es muy raro que alguien salga de este lugar con el ceño fruncido.

Escuche a una voz femenina, gire mi cabeza hacia la derecha y me encontré con una chica de unos 23 años, tez morena, estatura promedio, cabello largo y ojos gigantes, traía encima una bata de seda y entre sus dedos cargaba un cigarrillo, después de dirigirme aquellas palabras logré ver el humo siendo expulsado de su boca.

—Me quedé sin efectivo, ya no pude satisfacerme —hice una mueca.

—Conozco a los de tu clase —apago el cigarrillo contra la pared— te vi antes con una carpeta entre las manos, pocos hombres pueden resistirse al show que se da aquí.

—No es el mejor lugar para cerrar un negocio.

—Esos hombres me habían pagado para bailarte después de que firmaras —sonrió— gracias por regalarme esa plata.

—Al menos alguien salió ganando en todo esto —me encogí de hombros, no tenía ni idea de porque seguía ahí, simplemente pude ignorarla pero no fue así.

—Asegúrate de venir en otro momento, bailare para ti como agradecimiento.

Negué con un movimiento de cabeza y seguí mi camino, mi automóvil se encontraba en el estacionamiento del lugar así que en cuanto lo ubique regrese a casa. Sentía que mi ropa se había impregnado al asqueroso aroma de cigarro y esa fragancia de jazmín que invadía el centro nocturno.

Después del fracaso de ese trato tenía tiempo libre, según mi agenda tenía dos horas libres, así que los aproveche en la comodidad de mi hogar, adelante algunos informes, pude prepararme una cena decente y logre dormir una hora más de lo habitual haciendo que despertará con un magnífico humor.

Mis días en la oficina eran muy rutinarios, todo siempre tenía que cumplir un horario y eso estaba perfecto para mí, las cosas eran más fáciles.

—Señor Park, solo vengo a recordarle que esta noche tiene un evento.

—Lo sé, gracias por el aviso.

Mi asistente también era demasiado robótica y eso estaba bien, no se ofendía fácilmente y sabía como me gustaba manejar mis negocios.

Asistir a eventos no era de mi agrado pero varios de mis clientes estarían ahí, después de todo ser el mejor director de empresa no era cosa fácil.

De entre mi repertorio elegí un traje color rojo y una camisa negra, me gustaba ese color de cierta manera me favorecía, peine mi cabello y me fui al evento el cual comenzaba a las 9 en punto, como odiaba esperar me daría el lujo de llegar a las 10 ya cuando todos mis clientes estuvieran reunidos y quizás con un par de copas encima.

Tal como lo predije mis clientes ya estaban ambientados, se les hacía muy fácil hablar y ser demasiado arrogantes.

—Joven Park es un placer contar con su presencia.

Bell and his seven deadly sins Donde viven las historias. Descúbrelo ahora