Capítulo 0

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-No después de las siete, Annie -dijo mamá.

Me gire hacia Malori sonriendo y salimos corriendo de la cocina, tomamos nuestras bicicletas rosadas y con estampillas brillosas, y salimos a toda la velocidad que pudimos.

-¡Más rápido, Annabell! -me grita mi mejor amiga.

Apenas comenzaban las vacaciones, de hecho no iba ni una semana. El segundo grado era aburrido y me alegraba que por fin el verano comenzara.

El parque Paradise Park nos esperaba con su gran arenero, los columpios y todos aquellos resbaladeros.

El reloj apenas marcaba las cuatro y Malori se había empeñado en que fueramos mas temprano para que los hijos de los Monreau no nos ganaran los columpios.

Los hijos barones de los Monreau, o los niños "D", como los había apodado Malori, eran unos niños nefastos, presumidos y vanidosos.

Daelan, Dylan y Dante, sus edades eran seguidas, Daelan de nueve, Dylan de ocho y Dante de siete. Los tres eran rubios, de ojos claros y siempre bien vestidos, nunca estaban sucios, su cabello y sus uñas pulcras, nunca metían sus manos en el arenero.

Los señores Monreau eran unos franceses que se habían mudado incluso antes de que yo naciera, mi madre y la señorita Amber eran buenas amigas, se habían conocido en el hospital dando a luz. Había nacido tres minutos después de Dante Monreau.

Nunca habíamos estado ni cerca de ser vecinos, vivíamos muy retirados, ellos en las afueras de la ciudad en unas recidencias privadas y nosotros en un vecindario concurrido.

Esa tarde, sentada en los columpios y sintiendome poderosa por haberlos ganado junto con Malori, aquellos niños no tardaron en llegar, pero para mi sorpresa no habían llegado solos.

Nunca nos saludabamos, a veces intercambiabamos miradas que representaban un saludo, pero las cosas no pasaban de eso, una simple mirada.

Tres chicos mas estaban con ellos, reían y se empujaban, Malori me miro y sus ojos brillaron.

Claro, Malori era una coqueta desde que había nacido.

Cabe aclarar que aun siendo unos niños pequeños eran totalmente atractivos, o al menos para Malori.

Mi mirada se coloco en uno, sentados en una banca de madera, hablaban Daelan, otro chico y él, Daelan estaba al frente, el otro chico al lado derecho de Daelan y, enseguida de este estaba él.

Nunca me miró, su mirada no divagaba entre los demas niños que corrían.

Para antes de las siete yo ya estaba en casa, tirada boca arriba en mi cama individual con sobrecama de flores sin dejar de pensar en ese chico.

Su cabello castaño claro y sus facciones tiernas, levemente maduras.

Simplemente mi cabeza no dejaba de dar vueltas alrededor de ese chico.

Para mi, había sido amor a primera vista. No correspondido, pero vaya que lo era.

Luego de que mamá fuera a tomar el té con la señorita Amber, me entere de que los chicos eran primos de los niños "D", habían venido desde Francia a pasar el verano.

Y luego de convencer a mamá que me contara más supe que esos tres más eran hermanos, los gemelos Korey y Keelan, un año mayores que Daelan, y Kev, de la edad de Dylan.

Sabía que era uno de los gemelos, pero no sabía cual era su nombre con exactitud, no podía saber si era Keelan o Korey, pero estaba mas que segura que era uno de ellos.

Casi al final del verano pude saber cual gemelo era: Keelan.

Pero había un problema, Malori también estaba enamorada de él. Peleabamos constantemente acerca de quién era Keelan.

Ese verano fue uno de los muchos que seguí viendo a los primos de los Monreau en la ciudad.

Había visto a mi amor a primera vista de la infancia crecer y convertirse en todo un hombre. Siempre llegaba cada vez mas cambiado.

Y nunca me había dejado de gustar.

Keelan Boisseau siempre sería mi primer amor.

V O U SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora