Capítulo I

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Diez años después...

Un gran letrero esta sujeto de lazos atados a los grandes muros de la sala de mi casa, el fondo es blanco, las letras son color arcoíris y tiene escrito: ¡Feliz cumpleaños #17!

Luego de cantar la típica canción, abrir regalos, y partir el pastel, nos dirigimos todos nuevamente a la sala de estar, estamos comiendo pastel y bebiendo refresco.

—Feliz cumpleaños, Annabell —dice Keelan, su voz es profunda, grave y ronca.

Aun no me acostumbraba a ver un brazo de Keelan sobre los hombros de Malori, llevaba dos semanas viéndolos y simplemente no podía. Mi corazón estaba roto.

Malori ya se había quedado con Keelan cuando jugabamos a las muñecas y Ken se convertia en Keelan, pero había sido demasiado quedarselo también en la vida real.

Hacía tres meses habían iniciado una relación a distancia y justo hacía dos semanas Keelan había llegado.

Recuerdo como Malori se lanzó en los grandes y músculosos brazos de Keelan, llevaba unos pantalones a cuadros blancos y negros, una camiseta negra, maga larga y con cuello de tortuga, llevaba unos zapatos negros y unos lentes oscuros en sus ojos, él la había elevado del suelo, sus labios se habían pegado por un largo tiempo y yo me removia incomoda aun par de metros detrás de ellos.

No, mis sentimientos hacia el no se iban por más que desaba que se fueran. Mi corazón se rompía cuando Malori hablaba durante horas de su asombroso novio. Me restregaba en la cara la suerte que ella tenía.

Era mi mejor amiga, la queria como a ninguna otra persona, era mi otra mitad. Y aun que me dolía tenía que aceptarlo y seguir.

No me consideraba fea, pero claramente un chico como Keelan nunca se fijaría en una chica como yo, en cambio en una chica como Malori si lo haría.

—Gracias —respondo sonriendo.

Ethan llega a los pocos minutos, ahora estamos en un circulo Malori, Keelan, Korey, Daelan, Kev, Luciana (mi nueva amiga) y yo.

Me sorprendía como habíamos llegado a ser amigos.

Ethan me toma de la cintura y planta un beso en mi mejilla, y susurra, —Feliz cumpleaños, cariño.

—Gracias —sonrió timida cuando se aleja.

Su cabello azabache esta un poco revuelto y sus ojos verdes me examinan de arriba a abajo, trae puesta una polo azul marino y unos pantalones de mezclilla. Es delgado y apenas alcanza a sacarme unos cuantos centímetros.

Jeje, tal vez había intentado hundir mis semtimientos hacia Keelan con otro chico.

No había funcionado.

Ethan McCartney, el típico chico que tiene pinta de badboy, mujeriego, y caliente, no muy alto y no muy musculoso, pero de facciones definidas y labios exquisitos.

No eramos novios, pero el seguía creyendo que había aun esa chispa entre nosotros. Nunca la había habido.

Saluda a los demas y los ojos grises de Keelan se clavan sobre Ethan cuando este pasa de él, no lo había saludado, de hecho nunca lo hacían, por una extraña razón se odiaban.

El sol ya se ha puesto y casi todos se han ido cuando el reloj marca las nueve.

Me acomodo un poco mi vestido corto de color blanco que me ha comprado mamá para esta ocasión.

—Te he comprado algo —dice Keelan acercandose, lo he visto venir hacia mi hace un par de segundos.

Levanto mi cabeza para poder mirarlo, su altura es intimidante.

V O U SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora