Capítulo V

22 11 0
                                    

N/a: Me he topado con fotos en Pinterest que de verdad me dejan asombrada, es como si supiera que escribo una novela y mis personajes son tal cual a sus imágenes.

Keelan es así, así lo imagino yo, excepto por los ojos, ya que los ojos de Keelan son grises.

Pasen a leer la maravillosa obra de mi amiga valeriatobarhernande , encuentran la obra con el nombre de Night Time Melodies. 100% recomendada.

Importante leer la nota del final.

Xoxo, cositas.

~<>~

Me habían dado el alta a los pocos minutos de que Keelan se fue. Ahora estaba en mi cama pensando en el. No podía dejar de hacerlo, se había convertido en una obsesión y no sabía cómo detenerme.

Luciana me había dicho que la persona que llamó a emergencias había sido una mujer de la tercera edad, que estaba desconsolada y alarmada porque creía que me había matado, Lú había llegado al hospital en cuanto mamá le aviso y cuando llego, Keelan ya estaba ahí, con su rostro entre sus manos sintiéndose culpable.

Lú y Keelan habían pasado la noche en la sala de espera, esperando que yo despertara.

Tengo un morado que se extiende desde la parte derecha de mi cadera hasta la parte de mi abdomen, me dolía bastante.

Me meto un chocolate con relleno de cereza y lo saboreo, la señora que me había arroyado me había dado una canasta con chocolates y dulces como disculpa, en realidad había sido mi culpa, pero agradecía su gesto.

—¿Por qué, Annabell? ¿Qué tratabas de hacer? —pregunta mamá cuando hemos llegado a casa, está sentada sobre la tapa del retrete con sus piernas cruzadas y yo me ducho con cuidado.

—Pensaba en ir a buscar a Malori y darle una golpiza. Le contó a Keelan todo, le contó de mi enamoramiento hacia el. Necesitaba hacer algo.

—Fuiste egoísta, no sabías que eso pasaría, pero sabes que el peligro siempre está asechándonos, pudo haberte pasado algo incluso peor. ¿Sabes acaso lo que sentí cuando recibí una llamada del hospital y luego mencionaron tu nombre?

>> Fue un dolor fuerte, y no contuve el llanto, no sé qué haría si te hubiera perdido, y necesito que te hagas consciente de eso, solo piensa en cómo te sentirías si Nala estuviera en un veterinario porque se te ha ido y la han atropellado.

Mi corazón se estruja, Nala... Yo no sabía qué hacer sin mi cachorra.

—Lo siento, siento ser tan estupida —respondo.

Mamá me había quitado mis aparatos electrónicos, desde mi iPod hasta mi Mac, mi televisor, y todo lo que puedan imaginarse. Lo único que me había dejado era a mi Alexa, esa bocina inteligente de Amazon.

The wekend se escucha en mi bocina, tarareo mirando a la nada, metiendo chocolates a mi boca.

Preparada para ver todos esos granos en mi rostro. Cutis, allá voy, a meterte en el Granolandia.

Las lluvias comenzaban a adelantarse. Las pequeñas chispas golpean la puerta del balcón y las ventanas detrás de mí. Tengo mi aire de techo prendido para refrescarme. Estando encerrada, sin poder salir, me sentía el Chapo Guzmán, encerrada en la carcel de mi casa, mi cuarto.

V O U SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora