Ternura y desconfianza..

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Amaneció recostada en un sofá y a su lado en la cama, estaba ese hombre con el que tuvo una pequeña historia bastante intensa. Estamos claros que ella nunca se enamoró de él, pero, había algo que crecía en ella cada vez que estaba con el. Altagracia no era mujer de confundirse tanto, cuando amaba era definitiva. Amaba a León, con todo su ser.

Pero Amado... el la desarmaba de alguna manera. Tenía cierto poder sobre ella. Jamás el mismo que tiene León.

Estaban en la hacienda, eran más de las 8:00 am. Ambos comenzaron a despertar, Altagracia había curado la heridas de Amado, solo fue un rocé de bala en él abdomen.

A- Amado, me tengo que ir, te puedes quedar aquí, yo no cuento con suficientes hombres para ir hacia dónde está tu familia. Puedes quedarte el tiempo que quieras, no dejaré que nadie venga a la hacienda hasta que te vayas. Recupérate y luego ve a buscar a los tuyos.

AL- Hey, no te puedes ir así, Ojeda quiere verte hundida a ti también, no recuerdas que le debes muchas? Los disparos que le diste en Paris, luego los hombres que matamos en la balacera de Mexicali.

A- Ese hombre no me va a tocar, ya soy una mujer libre. Y tengo suficiente poder para hundirlo yo a él. Que se atreva a buscarme. No me puedo quedar Amado, debo ir con León! Ya no puedo arriesgarme tanto, voy a tener un hijo. Entiéndeme si?

Lo miró con algo de súplica y ternura...

El solo le acarició el rostro y le dijo que se fuera, no sin antes robarle un pequeño beso.. Al que Altagracia correspondió.

Luego se fue...
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Era mediodía y Altagracia estaba llegando a su departamento. Un León intrigado y algo molesto la esperaba... Ella se sentía rara, algo confundida, porque Amado debía aparecer justo ahora.

Cómo le decía a León que tenía negocios con los Casillas, él ya no era policía, pero siempre tendrá el pequeño instinto de serlo.

L- Puedo saber en donde estabas?
A- Mi amor... tuve una noche difícil, sé que te debo muchas explicaciones, y te las daré, pero necesitamos descansar, el bebé y yo...

León la miro con algo de ternura pero también desconfianza. Cómo creer completamente en esta mujer que le mentía y lo desarmaba con solo mirarlo.

L- Está bien, vamos, te acompañó

Se dirigían a la recámara y León ayudó a Altagracia a quitarse los tacones y cambiarse a su pijama. Se acostó con ella y solo le acariciaba el cabello y la espalda... El tenía muchas dudas. Pero aún así, no podía dejar de mimarla.

Altagracia estaba algo ausente, pero disfrutaba de cada caricia de León, lo miró y antes de caer rendida solo atinó a decirle...

Te amo mi amor, nunca lo olvides...

León la vió rendida y le contestó:

Sé que me amas, pero también que me mientes, tienes miedo de perderme, justo como yo lo tengo. Haré todo para no dejarte nunca mi amor. A ti, y a nuestro hijo, los amo demasiado...

La Doña 2 - ¿Leogracia?❣️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora