Epílogo.

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POV Steve:

Los días sin él. 

¿Como podría describirlos? 

Vacíos, aburridos, fríos… 

Ya nada se sentía igual, el apartamento que una vez compartimos ahora me parecía enorme, demasiado para una persona solitaria como yo, demasiado para alguien anhelante de calor, de su calor, de su ruido, de su olor. 

No mentiré, los primeros días sin Tony fueron un suplicio, lo extrañaba a morir, y en realidad, llegué a pensar que de verdad podría morir de pura tristeza. Me levantaba por las mañanas por pura inercia, como si fuese alguna clase de robot programado para las actividades diarias que requería hacer. 

Es que sin él, ya nada parecía tener sentido. 

Sabía que nos volveríamos a ver, sabía que volveríamos a estar juntos, y ese solo pensamiento fue lo que me mantuvo a flote. 

Eso, y por supuesto, Nat y Bucky.

No vi cuando Tony se despidió de su amiga, fue después de que dejara nuestro hogar, pero estoy seguro que ella lo extrañaba igual o más que yo, aunque jamás lo dejaba ver, siempre fue muy jovial y llena de energía. Llegué a apreciarla mucho y la consideraba una de mis mejores amigas. 

Si no fuese por ese par no sé qué hubiese sido de mí en todos esos años. Me acostumbré mucho a su compañía y los 3 nos volvimos casi inseparables. Digo casi porque un par de meses después de la partida de Tony ambos se mudaron juntos, y ya saben, no podía estar metido entre ambos todo el tiempo, entendía que necesitaban su espacio y privacidad como pareja.

Y sí, años… 

Tal vez ambos fuimos muy incrédulos al creer que él podría viajar en vacaciones, o que yo, con mi poco presupuesto de estudiante con un trabajo de medio tiempo podría viajar a su encuentro. 

No caí en la realidad hasta que después de finalizar nuestro primer año separados Tony me llamó hecho un manojo de nervios. Mis esperanzas de poder verlo pronto se hicieron trizas ese día. Porque por supuesto que su padre no le iba a permitir un viaje de más de 2 meses a quien sabe dónde, no cuando ya había comenzado a sospechar de mi presencia en la vida de su hijo. 

Entré en pánico, pero tuve que ser fuerte y tratar de reconfortarlo. Hicimos muchas promesas esa noche, de que al año siguiente sería, de que ya encontraríamos la forma. 

No sucedió, hasta 4 largos años después. 

Yo me había hecho la idea de hablar por teléfono al menos unas 3 veces al día, quería saberlo todo, que comía, que vestía, cuando salía, con quienes hablaba, y eso tipo de cosas triviales, pequeños detalles que para mí eran muy importantes.

Pero nuestra comunicación estuvo muy lejos de ser así, tenía suerte si lograba hablar alguna noche con él. Según me contó su padre lo tenía muy vigilado y no quería que se enterase de lo nuestro de esa manera. Eso sumado a sus deberes en la universidad lo mantenían muy ocupado, él realmente se estaba esforzando por ser alguien ejemplar y de quién su padre pudiera sentirse orgulloso. Es por eso que yo entendía nuestras escuetas pláticas nocturnas, lo hacía, claro, pero dolían. 

Aún así me mantuve fuerte, también deseaba que Tony se sintiese orgulloso de mí, que vea que yo podía ser alguien con un futuro prometedor, alguien que pueda llenar sus espectativas y pueda cumplir con todos sus deseos y caprichos. Porque yo haría lo que fuese por él. 

Ahora, no había hablado con Tony hace más de dos semanas, lo último que me dijo fue que su graduación sería pronto y que la emoción no le cabía en el pecho, su padre, como ya lo suponía, lo colocaría en algún puesto importante en su empresa, Tony me dijo que aún estaba pensando en si debería aceptar, ya que por un lado el quería independizarse y hacer su camino lejos de su familia, pero por otro lado la experiencia que ganaría si aceptaba el puesto le sería muy útil para después. 

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