Capitulo quince: Jesús contra todos

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Narra Ginger:

Me desperté. Era la primera vez que había visto aquel lugar mugriento y frio, sin embargo guardaba recuerdos de este mismo. Recuerdos que no podía haber vivido yo. Debía de haber sido un sueño.

Imagenes borrosas de Inés gritando y llorando, al igual de una carta que parecía estar mojada. Una risa varonil tenebrosa y mi risa que parecían venir de un altavoz a lo lejos. Entre todas estas imagenes que escondían un misterio incoherente, la palabra, más bien el nombre.

Ale.

Unos guantes negros parecían saludarme en mi cabeza. Parecían volverse cada vez más violentas mientras se movian con rápidez. Entendía una grave voz. Demasiado grave como para ser entendida.

Mi risa de nuevo. Una risa desconocida de mi parte, parecía floja e ignorante como la de una niña.

¿Dónde está Ale?

Finalmente entendí lo que la voz me decía en mis sueños.

Y entonces un gran blanco. Un negro.

Unas arcadas me alcanzaron sin previo aviso y el vomito (MI vomito) se extendío en el suelo formando un charco muy desapacible.

La cabeza me bombeaba y parecía darme descargas eléctricas.

Con un suspiro doloroso me alcancé la cabeza para intentar masajearmela y topé con agua. Agua caliente.

¿Me habían meado encima?

Retiré mi mano asqueada. Y me dí cuenta que era sangre.

- Mierda- murmuré y me froté la parte.

Me llenó la mano entera de sangre. El liquido caliente y rojizo me daba la sensación de haber metido mi mano en un barro caliente que no se quería despegar.

Puse mi mano en el suelo y empecé a arrastrarla para quitarme la sangre (MI sangre), lo que dejó una marca.

- ¿Has dormido bien?- resonó una voz extrañamente conocida.

Me dí la vuelta y ví como alguien encapuchado y con una máscara brillante de un maniquí aparecía abriendo la puerta en la oscuridad.

El ruido metálico de la puerta resonó y la persona, llamemosla Asesino de mierda (ADM), entró a zancadas fuertes.

Me arrastré hasta llegar a la pared.

- Ginger, Ginger, Ginger...- río ADM. - Ya pareces un animal loco por fuera. No te comportes como tal-

Me habría encantado levantarme, darle una patada en las partes bajas e irme.

Quería preguntarle quién era, pero no me respondería igualmente.

- ¡¿Se puede saber qué mierda es todo esto?!- chillé.

La sangre bajó por mi mejilla hasta mi barbilla y siguío hasta mi cuello. Me tapé la herida con la mano, que se llenó de sangre.

- Mira nena, solo queremos una cosa. Una ¿entiendes? Solo una y os dejaremos en paz. ¿Si?- ADM se sentó enfrente mío. - Cuando la tengamos estará todo bien y volvereís a ser felices-

Mis ojos se abrieron al notar que encima de la frente de su máscara había una señal:

- Sangras- observó extendiendo la mano.

Mi mano subío sobre la suya y calló encima dándole un manotazo que resonó por toda la habitación.

- Entonces vamos con esas- bufó y me agarró por ambas manos. - Tú no me interesas mínimamente. Es decir: Por mí ya estarías muerta. Pero estoy dispuesto a hacer un trato: Tú me dices donde está la niña y como lograr tenerla y nosotros en cambio te dejaremos ir... Y ahora no pienses que es hija de tu mejor amiga, porque hicimos un trato con ella ¿sabes? -

En mi cabeza había un gran eco y las palabras no querían cobrar sentido. Trato. Inés. Niña. Amiga. ¿Qué?

- No entiendo nada - apenas pude retener el miedo de mi voz mientras intentaba soltarme. - Y la verdad es que no me interesan tus barbaridades -

ADM soltó una risa grave que retumbó en mi cabeza. Los ojos cristalinos del maniquí me miraban directamente a los mios. Me dí cuenta de la mano negra que me abofeteó.

Chillé.

- Inés se ha ido - su voz firme resonaba dolorosa en mi cabeza. - Hemos hecho un trato y ha accedido. Fue simple; una de las dos sería liberada y ella eligío. ¿Ves? Creo que lo hizo por su hija... ¿Sigues pensando que tienes que serle fiel a alguien que no se lo merece? Bueno, aquí ves que tengo corazón: La niña por tu libertad. ¿Eh? Dime como logramos tenerla... Venga. No seas boba -

Y me soltó. Dejandome desplomarme en el suelo.

Subí la mirada y pude sentir toda su seguridad quitandome la mía. ¿Tenía otra opción?

Como si hubiese leído mis pensamientos negó.

Narra Inés:

No podía parar de pensar en Ginger. Y en Ale. Y en Jesús. Y en Dani.

Ale estaba en peligro. Si ella estaba en peligro, podía ver como mi vida entera se desplomaría. Al igual que la de Jesús. ¿Sin Ale haría vida? No.

¿Y Gin? Ella estaría tumbada en aquel suelo mugriento, aguantando el no saber si saldrá y cuando ni si siquiera sobrevivirá. ¿Estará pensando en mí? ¿En Dani? ¿Estaría siquiera consciente?

El agua caliente que rellenaba el ambiente no me quitaba el frío interior. Era como si me hubiese tragado hielo... Me arrodillé en la ducha. Rota.

Con la cabeza agachada, los brazos sobre mis piernas mirando para arriba.

Las lágrimas brotaron como si se tratase de más gotas de agua provenientes de la ducha.

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Siento haber tardado... De verdad :)

Siento que sea tan corto... Cuando acaben los examenes haré maratón, ok? He decidido subir todos los lúnes ^~^

Byeeee

¿Para qué recordarte? (Jesús y Daniel Oviedo) II 2.a temporada Para no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora