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- ¡No! - su mano presionó con fuerza el brazo de su padre - ¡Por favor, padre!

La mirada nublada por las lagrimas que empezaban a salir de sus ojos, el cabello alborotado y la ropa hecha girones por haber luchado contra la servidumbre para salir de casa.

Era un aspecto completamente deplorable, inapropiado e inaceptable para el Rey y eso le enfureció más.

- ¡Soltaran la guillotina! - le grito zarandeando su cuerpo - ¡Y tú observarás a ese malagradecido morir!

La soltó y su cuerpo retrocedió bruscamente contra la pared.

- Y todavía te atreves a venir así - le dijo un poco más despacio - pareces...

Se detuvo antes de darle alguna mala clasificación a su hija.

Yewon apretó las manos contra su estómago, no le iban a dejar tenerlo y miró hacia el frente viendo como colocaban el cerquillo de madera alrededor del cuello de su amado.

Su padre no se detendría, desesperada y temblorienta miró la empuñadura de la espada del escudero, solo bastaría tomarla, tenía que ser rápida y utilizar toda su fuerza. Cada segundo transcurrido era uno menos en la vida de su amor, sus ojos temblaron mirando el lugar donde iría el puño y el pomo del artefacto, y con manos temblorosas desfundo la espada, sus manos temblaban y sudaban alrededor de la empuñadura y el escudero retrocedió.

- ¡ENTONCES MORIRÉ CON ÉL! - grito decidida.

Su padre volteó viéndola con la hoja sobre el vientre.















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Si, tendrá esa esencia.

Te quiero [Sumji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora