VI

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- ¿Debería de ponerme el azul o el rojo?

Pasaban de las once de la mañana y apenas había sido mandada a arreglarse por su padre. Había dos vestidos tendidos sobre la cama alta de la princesa y ella no se decidía por cual utilizar para ese día.

- Pero si esos son los cortes que no le favorecen, mi niña - hablo su nana viéndola sostener el vestido el azul.

- Esa es la razón nana - asintió Yewon, tenía el brial puesto y comenzó a desatar el delantero del vestido azul - Hoy vendrá a cortejarme el hijo mayor del conde, por exigencias de mi padre, claro.

- Ahora entiendo - asintió la mujer aprobando el vestido azul sostenido en la mano de la princesa.

- Si - dijo Yewon y comenzó a ponerse las faldas - Ayúdame nana.

- ¿Pero que puedo hacer yo hija? - la mujer sostuvo las cuerdas del delantero cuando Yewon lo colocó sobre su pecho, jalo de ellas ajustándolo y lo anudo por la espalda con habilidad. - Son órdenes de su buen padre.

- Si me presiona a estar con ese desagradable hombre, dejare de creer que mi padre es bueno.

La mujer suspiro rendida.

- El joven Yoongi vino esta mañana. - dijo la mujer planchando con su mano las faldas de la princesa.

- ¿Por qué no me notificaste, nana? - Yewon volteó a verla con sorpresa y peinó su cabello - ¿Qué os ha dicho?

La mujer sonrió - Se veía molesto.

- Eso es algo que genere tu gracia - dijo Yewon sentándose sobre su cama.

- Cariño él no estaba molesto contigo - negó.

Sabía con anterioridad que él joven muchacho y su linda niña habían discutido por las citas de cortejo que el padre de la princesa le impuso.

Yewon no tenía el deseo de querer cumplir las órdenes de su padre, pero lo estaba haciendo. Era terriblemente insoportable reír y ser sujetada de las manos por algún hombre cuando este llegaba a su casa a cortejarla.

Justamente una tarde, tomando un paseo en carroza con el príncipe Kayden, lo vio.

Yoongi estaba arando la tierra en un terreno al lado del pequeño camino por el que la carroza pasaba. Se veía agotado, su piel estaba enrojecida por el esfuerzo o el tiempo de exposición ante el sol y  el cabello castaño se pegaba a su frente sudada por la transpiración. Él hacía un gran trabajo.

Yewon lo observo, la tormentosa idea de bajar de la carroza e ir a apoyarlo nublaba su mente y se mordió el labio. Él regresó a verla en el último momento, justo cuando cambian de dirección y se quedó quieto unos minutos.

Ya lo sabía. Sabía que el Rey le estaba exigiendo de esposarse y también que llegarían a cortejarla y aunque le hubiese dicho que estaba bien, que no se sentía preocupado porque conocía la verdad de sus sentimientos y confiaba fielmente que no sería traicionado, no pudo evitar sentirse molesto. No con ella, si no con él, por no tener nada bueno que ofrecer.

- Nana quiero ir a verlo - pidió Yewon.

-Lo sé, pero... ¿qué podemos hacer cariño mío?.

Yewon se miró frente al gran espejo de la habitación, sonrió porque su madre se disgustaría al ver que ella eligió aquel vestido mal confeccionado y que no le hacía ninguna gracias a su cuerpo.

- ¿Cuando estará fray Hernando en el confesatorio, nana? - preguntó deprisa.

- Dentro de dos días, mi niña - sonrió su nana - ¿Gusta ir a confesarse?

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2023 ⏰

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