- Dime hija mía ¿Quien es el afortunado al que le has abierto tu corazón?Yewon alisó su vestido con las palmas de su mano, estada nerviosa y sus manos no dejaban de sudar. Su madre estaba del otro extremo del largo comedor de madera y la miraba con emoción.
Yewon regresó su vista al plato, ni siquiera había probado bocado del laborioso almuerzo que habían preparado las mujeres de la cocina y presionó con su mano uno de los cubiertos antes de decir que no había aceptado a ninguno.
- ¿Por qué no? - preguntó a su vez la madre - Es acaso que tus ojos todavía no distinguen tal sentimiento.
- Mis ojos distinguen madre - porque ella había encontrado alguien a quien querer, pero esa persona estaba fuera de ser aceptada por ella y su padre. - Pero mi corazón no acepta.
- ¿Que es lo que no aceptas, querida hija?.
- A cualquiera de esos hombres... sus miradas iban cargadas de deseo no de amor, eso me cohibió y más que alentarme a devolverles la mirada, me hicieron retroceder y tenerles miedo.
Su madre ladeó su cara, no tenía expresión alguna. Yewon no podía identificar si estaba enojada o decepcionada, se sintió un poco mal por no recibir una mirada maternal de su parte.
- Le comunicare a tu padre tal cual las palabras que me has dado.- sentenció con neutralidad.
Yewon no volvió a hablar y trató de comer sin mucha prisa.
Después de un tiempo su madre se levantó, dejándola sola en aquella mesa. Yewon dejó los cubiertos sobre la servilleta, no tenía apetito. Pensó un momento sobre si la forma en la que había hablado era la correcta, tal vez podía haber utilizado otras palabras, unas que ayudarán a suavizar el mal concepto que le dejaron, pero no estaba equivocada, esos hombres le provocaron terror.
Y si pensaba en sus ojos a su mente solo venía la imagen de un agradable chico con manos ásperas y cabello oscuro.
Sonrió inevitablemente, le había gustado más de lo que pensaba, incluso apareció en sus sueños y como buena cristiana al despertar oro y pidió perdón por ser tan débil, pues su mente la había seducido con imágenes de él tomando algo más que solo sus labios.
Y aunque en primera instancia eso le agradó, sabía que era malo tener esos tipos de pensamientos, más cuando había tomado la imagen de su cuerpo de esa manera. Era como estar faltándole el respeto inconscientemente.
Ella necesitaba hablar con alguien de aquel desconocido, si no su imagen le seguiría atormentando todo el tiempo, también necesitaba volver a verlo y preguntarle su nombre, no podía seguir llamándolo el lindo chico.
Salió del comedor y busco por los pasillos a su nana. No quería llamar la atención de alguno de sus padres, por lo que optó por no llamar su nombre, simplemente caminó por toda la casa esperando encontrarla en cualquier lugar y jalar de su brazo para apartarla y poder hablar en el jardín o en otro lugar fuera de casa.
Pero no la encontró, así que salió de casa y se sentó sobre el pedestal de piedra que le daba forma a la fuente.
- Si soy yo la única afectada de nuestro oportuno encuentro, será acaso que estaré pagando algún pecado que pudiera haber cometido con anterioridad... - el agua al interior de la fuente estaba algo verdosa por el crecimiento del musgo, aún así, le permitía ver su reflejo. - Ni que decir, si pudieras ver mi rostro cada vez que pienso en ti te darías cuenta de lo feliz que me hace recordar el encuentro.
- ¿Acaso te has enamorado de tu reflejo?
Alzó la vista con ojos alarmados, su corazón se detuvo un momento al pensar que podía ser descubierta y suspiró aliviada al ver el rostro de su hermosa prima.
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Te quiero [Sumji]
Fanfiction- ¿Te interesa amar o vivir? - Me interesa vivir para seguir amándola. ❤️