El Amor Del Espejo (completa)

Prohibido

Había un solo día en el que Emma era libre...y se sentía ella misma, el Día de su cumpleaños. Cada año parecía volverse más Melancolico, Siempre fue un día muy especial, a pesar de que nunca tuvo una familia para celebrarlo y de hacer sido abandonada precozmente, esta fecha le recordaba que la vida siempre le dio una segunda oportunidad y que aún estaba viva para cumplir sus sueños, aquellos que hoy en día había dejado atrás por la señora mills.

La suave luz que entraba por la ventana en aquella fresca mañana de otoño, hizo que sus ojos pesados y adormilados  se fueran abriendo lentamente.

Cora sabía sobre la debilidad de Emma por el chocolate y como todos los años desde que trabajaba ahí, le subía una taza de su infusión  favorita  y un muffin con glasé que ella esperaba ansiosa. En sus largos 25 años no había podido asimilar lo que era realmente era sentirse en familia, un padre,una madre, una hermana. Una rutina establecida y rodeada de gente que llevara sus propios genes.  la anciana había sido el ejemplo más cercano de abuela, habían llegado tanto a comprenderse que ambas se hacían una gran compañía y se daban las fuerzas necesarias para enfrentar el largo camino de cuidar a regína en las malas y en las buenas.

Emma escucho el sonoro golpe en la puerta y recordó que hoy cumplía 25 años, ya no era la adolescente que a sus 18 años  entró  con las maletas cabizbaja y temerosa, resignando su vida por una desconocida.
El tiempo había pasado y había forjado en ella una bellísima y segura mujer.
Aprendió a vivir sin salir de la la mansión, apartada y exiliada del mundo exterior había hecho su mejor esfuerzo para no dejar nunca de ser quien era, aunque se arrepentía de haberse quedado tanto años por una mujer que ni siquiera la reconocía, sumida en el dolor y la amargura que Regina provocaba en ella.

-¡¡¡Emma feliz cumpleaños!!! Grito Cora mientras se acercaba a abrazarla, una mezcla de emociones nacían ellas, cada día agradecía que es muchacha aun permaneciera ahí.

-¡¡¡Gracias abuelita!!!

la rubia agradecía ese afecto, pensando en que no podía abandonarla, y sabíando que aquella misión que un día juro terminar aún no estaba acabada.

Luego que la Anciana dejó la habitación, se acomodo en la cama con la bandeja entre sus piernas, tomó una pequeña vela de su cajón en forma de estrella y la Coloco sobre el muffin. Cerró los ojos fuertemente, pidio un deseo y la soplo.
Con el Corazón entristecido, no sólo por estar sola ese día como siempre, sino también porque  el mismo deseo año tras año aun no se cumplía.

Su celular vibro, una dos y luego tres veces en el cajón de la mesita, se dio cuenta que tenía un WhatsApp de Bella, alguien que aun la conectaba  al mundo exterior, lo único que había conseguido mantener a pesar del rigurosa contrato.
seguramente recordándole que esta noche saldrían y contestó con algo de apuro improvisado.

-¡¡hola amor!! Feliz cumple patito mio.
Xoxo

-gracias, recién me  levanto.

-y no de muy buen humor veo jajaja.. Solo te quería recordar que te veo esta noche. A las 7 paso por ti.

-iré en mi auto.. Te veo en el jolly Rogers mejor.

-ok amor. Besos te amo.

-yo también...

Emma dejo el teléfono en la cama y fue a darse una larga y copiosa ducha,  su mal humor, las pocas ganas de salir de hoy y su falso noviazgo iban a acabar con ella.
Había conocido a Bella hace 3 cumpleaños atrás, cuando una noche ebria saliendo del bar fue golpeada y  asaltada. Bella quien no era más que la camarera del sitio, ese día  salvo su vida y a pesar de ser hermosa, de una larga cabellera marron y unos ojos celestes enormes, por más ezfuerzo que ponía no lograba corresponderle, no sentía atracción, no sentía más que una amistad  y mucho menos ella hacia que su cabeza flotara y su cuerpo se estremecer con cada toque, Eso le Provocaba una cierta incomodidad y no sabía cómo enfrentarlo.
pero más allá de eso, eran grandes amigas, la única en este mundo capaz de comprender su locura y aceptar su trabajo, y no quería lastimarla diciéndole la verdad.
Algún día, tal vez llevada por la locura tendría el valor de confesarle que siempre estuvo enamorada de otra mujer.