<<Uno>>

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Él mentiroso omega se miró por el espejo, aún goteaba agua de su cabello haciendo humedecer sus hombros cubiertos por una larga bata blanca.

— Estoy empezando a oler de nuevo a mantequilla...— susurró alejándose del espejo para llegar hasta un mueble de madera, saco sus 'pastillas mágicas' cómo el nombraba ya que no solo borraban su aroma natural, si no qué, desaparecían todo aquello que definía su rango.

Después de ingerir su dosis diaria que lo convertiría en beta, comenzó a arreglarse, TaeHyung siempre utilizaba pantalones sueltos para evitar que sus piernas esbeltas se notaran (aunque era un problema su prominente trasero), al igual que camisas tallas más grandes para ocultar su pequeña cintura.

Cuando al fin TaeHyung terminaba de vestirse, complementó su apariencia de Beta perfumandose con dulce de leche, solo un poco en la zona de su cuello y clavículas.

Dándose una sonrisa, agarró sus papeles y maletin, hechó un vistazo a su reloj gruñendo al darse cuenta de lo tarde que llegaría pues siempre debía estar veinte minutos antes ya que su jefe se presentaba diez minutos antes.

Sin más que detuviese la mañana del castaño, salió con velocidad hacia su coche y condujo hasta el edificio central de Daegu.

Las calles aún estaban vacías, el sol apenas se asomaba por el horizonte y el castaño sabía que aquello era una mala señal, sin querer realmete ver lo tarde que ya era decidió acelerar la velocidad.

Su Jefe... Era muy estricto.

Min JungKook.

El perfecto y ejemplar mano derecha del líder de la manada de Daegu.

Era un hombre recto, sin ningún defecto aparente.

TaeHyung debía admitir lo guapo y caliente que era aquel sujeto, pero aquello afirmaba a que se debía a su debilidad como omega.

Además, aunque el castaño tuviese un mínimo de interés por su jefe este aplastaría sus emociones sin tener compasión.

Y aunque ya hubiesen pasado tres años desde que trabaja con JungKook no podía evitar soñar que esos brazos fuertes y musculoso lo sujetaran dulcemente.

Porque TaeHyung podía soñar con quien quiesiera... A pesar de que fuera prohibido.

Dejando atrás sus pensamientos, se apresuró a estacionarse y corrió a la puerta principal.

— ¡Buenos día Tae!. — saludó EunHyuk ofreciendo un churro relleno de chocolate caliente.

— Buenos días Hyung... Realmente no tiene que hacer esto todo los días... — dijo apenado aceptado el regalo.

— No es nada Tae, después de todo necesitas fuerzas para soportar a tu jefe.

TaeHyung hizo un puchero. — No es así... Es divertido trabajar con él.

— Eres tan amable Tae.

El castaño mordió su churro, pensando que en realidad era verdad lo que decía; a pesar de sus pecaminosos sueños, hablaba en serio cuando decía que gustaba de trabajar con su jefe.

More Of You [] KookTae. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora