CAPITULO III

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El sonido de las hélices se escuchaba a lo lejos, estaban listos para recibir, de manera algo improvisada, al señor Calvert. Si decía la verdad,  podría saber qué fue lo que paso con el collar.

―Él solo es un mentiroso, un loco que busca dinero o publicidad.―se quejaba Lewis con Brock, no creía que su amigo hubiera tomado la mejor decisión al invitar al anciano a la expedición―Como esa mujer rusa, Anestesia.

―¡Ya están llegando!―grito Bobby en cuanto vio la avioneta blanca acercarse. Lewis, por su parte, siguió hablando en contra del señor Calvert en el camino a la zona de aterrizaje.

―Alonso Villalpando murió en el Titanic cuando tenía 17 años, ¿cierto?―Los otros asintieron, habían estado investigando un poco en la noche de la llamada―Si viviera tendría mas de 100 años.

―101 el mes que entra―lo corrigió Brock.

―Muy bien, entonces es un maldito mentiroso. Ya revise los antecedentes de este hombre, regresando hasta 1920, cuando trabajaba como cantante en un club. Se llamaba Alonso Canela entonces, luego aunque suene extraño, se caso con un hombre llamado Calvert y decidió ponerse su apellido.―en ese momento los dos que lo acompañaban se miraron sorprendidos, no sabían que el señor Calvert fuera gay―Se mudaron a Cedar Rapids en Iowa y adoptaron a una pareja de niños judíos que habían quedado huérfanos por la guerra. Calvert murió y por lo que se Cedar Rapids también.

―Y todos los que saben del diamante se supone que están muertos o en este barco, él conoce.― replico Brock a favor del anciano, su compañero solo lo miro ceñudo.

La pequeña avioneta aterrizo lentamente y con cuidado, cuando todo estuvo asegurado empezaron a bajar el equipaje del señor Calvert, que ha decir verdad, no era poco. Traía consigo mas de diez maletas de variados tamaños.

―¿Ya viste todo lo que trae? parece que viaja con poco equipaje.―le dijo burlón Lewis a Brock. Era un hombre desconfiado.

Cuando terminaron con las cosas materiales, prosiguieron a bajar al señor Calvert en una silla de ruedas, su avanzada edad ya no le permitía bajar por si mismo.

―Señor Calvert, soy Brock Lovett. Bienvenido al Kéldysh― le dijo, refiriéndose al buque. Lo saludo con un apretón de manos, en signo de respeto. Con él venia su nieta, una joven guapa y de finos rasgos, la piel unos tonos mas oscuros que la de su abuelo, aunque no muchos.

―Hola señorita Calvert, bienvenida al Kéldysh.

―Déjeme, yo lo llevo.―hablo cuando uno de los transportistas tuvo la intención de empujar la silla, era algo sobreprotectora.


...

Algunos minutos después, Brock y Lewis decidieron que ya habían tenido tiempo suficiente para desempacar e instalarse cómodamente en su camarote. Había llegado el momento que tanto ansiaban desde la llamada el día anterior.

El señor Calvert estaba terminando de acomodar algunos de sus cuadros cuando entraron a la habitación.

―¿Están bien sus habitaciones?―pregunto cordialmente Brock al tocar la puerta, aunque esta se encontraba abierta.

―Oh si, muy bien. Oh ¿ya conoce a mi nieta Lizzy? Ella cuida de mi.― el señor Calvert sonrío, señalando con la mano a su nieta que seguía acomodando la ropa en las valijas.

―Nos conocimos hace un rato abuelo, en la cubierta ¿recuerdas?.

―Oh si― el anciano toco su cabeza y se disculpo por haberlo olvidado. Lewis le dirigió una mirada cansada―Bueno, ya esta. Necesito llevar mis fotografías cuando viajo.―explico cuando se percato de las miradas extrañadas que le dirigían los hombres al frente. Ellos solo sonrieron con una amabilidad fingida.

―¿Necesita algo? Si quiere algo solo dígalo―ofreció Brock.

―Si, quisiera ver mi dibujo.

Rápidamente la llevaron a la sala improvisada, en donde aguardaba el dibujo. Estaba reposado en una bandeja, cubierto con un liquido especial para preservarlo. El señor Calvert se asomo para poder apreciarlo, sus ojos se cerraron y pudo recordar aquel momento tan preciado para él, pudo recordar lo que se sentía ser observado por esos bellos ojos color avellana.

―Lewis XVI usaba una fabulosa piedra llamada "El diamante azul de la corona" que desapareció en 1792―lo interrumpió el líder de la expedición y el momento se esfumo―Casi al mismo tiempo Lewis perdió todo del cuello para arriba. La teoría dice que el diamante de la corona fue dividido y cortado en forma de corazón que se conoció como "El corazón del mar"―continuo hablando mientras les mostraba a sus invitados la foto de la joya―Hoy este diamante valdría mas que el diamante Hope.

―Oh, era una cosa muy pesada― dijo Calvert con disgusto―Solo lo use esa vez.―Brock lo miro con curiosidad.

―En verdad crees que eres tu.―hablo por primera vez su nieta.

―Soy yo, mi cielo. ¿No era un galán?―protesto con simpatía y le sonrió al joven castaño frente a él. El otro simplemente se rió.

―Rastree los registros del seguro y encontré una demanda interpuesta con la mas absoluta discreción―se arrodillo, pues Calvert continuaba en su silla―¿Puede decirme quién fue el demandante, Alonso?.

―Imagino que alguien llamado Villalpando― los demás se miraron entre si, había pasado la prueba de fiabilidad. Era seguro que ese hombre sabía algo.

―Así es, un magnate del acero de pitsburg: Su padre. La demanda fue por un collar de diamante que había comprado para que usted se lo diera a su prometida, Carol White―Alonso solo pudo cerrar sus ojos con vergüenza―Una semana antes de que zarpara en el Titanic y fue presentada después del naufragio, así que el diamante tuvo que haberse hundido con el barco. ¿Puede ver la fecha?―le hizo una seña a la joven para que leyera la firma en el dibujo.

―14 de Abril de 1912.

―Así que si el abuelo es quien dice ser, llevaba puesto el diamante el día que se hundió el Titanic.―comento de manera algo grosera Lewis.

―Y eso la convierte en mi mejor amiga.―sonrió con nerviosismo y la guió a otra mesa para que pudiera ver los demás objetos―Esto es algo de lo que pudimos recuperar de su camarote.

Alonso tomo un pequeño reloj de bolsillo, en la tapa tenia sus iniciales de nacimiento "A.V" y en su interior un espejo que reflejaba igual de bien que la ultima vez. 

―Esto era mio. Que impresionante, y esta igual que la ultima vez que lo vi. Aunque el reflejo ha cambiado un poco.

―¿Esta listo para volver al Titanic?―se acerco con cautela Brock, no quería incomodarlo ni presionarlo demasiado. El solo asintió con la cabeza, no podía hablar, sentía que le faltaba el aire, su mente estaba llena de anhelo y lo embargaba una tristeza que le tocaba el corazón.






TITANIC *J.V*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora