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Le di una pequeña sonrisa de gratitud a Yami, aquel chico que me mando el papelito. Luego procedí a poner atención a las clases, ya que eran mi total prioridad, papá me dijo una vez que si este año sacaba excelentes calificaciones, era posible que me diera dinero para que fuera aún concierto de mi cantante favorito.

Así que me tenía que esforzar.

El maestro comienza la clase, sacó mi libro de biología y un cuaderno para apuntar todo lo que dice y lo que hay en el pizarrón, me concentro en la clase, pero hay otro papelito que me distrae.

Lo tomo a escondidas del maestro, miró de reojo a aquel chico que me ve con atención, sus ojos se vuelven juguetones, pareciera como si me viera como su burla, una sonrisa sin malicia se asoma en sus delgados labios y yo, solo vuelvo mi vista al frente y dejó el papelito guardado en mi bolsillo de mi pantalón .

Qué chico tan raro.

De nueva cuenta me vuelvo a concentrar en la clase, pero me es imposible ya que más y más papelitos llegan a mi butaca, harto de guardarlos todos en mis bolsillos, decido terminar con aquello; abrí el último papelito que me envió, lo desenvolví, siendo precavido de que el profesor no me viera.

“¿Por qué no me contestas los papelitos?.”

“¿Por qué me los envías?, ¡deja de hacerlo!. 

Escribí y con cuidado se lo arroje a él dando en el blanco, su butaca. Festeje un poco mi victoria al ver lanzando bien el papelito.

— ¿Algo que nos quiera compartir joven Muto?.—  El maestro estaba delante de mí con el ceño fruncido y con los brazos cruzados, se veía molesto.

Carajo...

Minutos más tarde me encontraba afuera del salón, el maestro me había echado de su clase por un mal comportamiento hacia su clase.

Lo único que me quedaba era irme a otro lado, al menos a esconderme, no quería que ningún directivo me viera rondando los pasillos, me levantarán reporte y yo siendo un chico bueno, no quería manchar mi historial, así que lo único que se me ocurrió fue ir hacia la biblioteca, ahí nadie me vería hasta que acabará la clase de biología y me integrará a la siguiente.

— Hey nuevo. —

Casi grito del susto al ver aquel chico que me envíaba papelitos, sin embargo su mano se colocó en mi boca ahogando mi grito.

— Shhh, no seas tan torpe, te descubrirán si gritas. — Me susurro a la par de mi oreja haciendo que mi cuerpo se erizara totalmente. Tenía una voz profunda, fuerte y fría, lo cual hizo que mi corazón se acelerará.  Aún así, cuando le reconocí por completo, gruñí, por su culpa me habían sacado de clase, ¡mi primera clase!.

Molesto, le mordí la mano, no tan fuerte, pero lo suficiente como para que solo quitara su mano de mi boca y riera con gracia y ternura.

— ¡Tú!, ¡por tu culpa....!. —

— Shhhh. — Su mano nuevamente estaba en mi boca, colocó su dedo índice sobre esos finos labios haciendo la señal del silencio. — Baja la voz, pequeño, van a escucharte y es lo que menos quiero. — Su mirada cambió drásticamente, antes sus ojos se veían brillosos y gentiles, ahora parecían ser dos dagas filosas que se querían encajar en mi alma y temí. Tuve mucho miedo de que me hiciera algo.

— Oh, lo siento. — Se alejo de mi tan pronto vio mis ojos asustados. — No quise asustarte. —

— P-pues parecía que querías hacerlo. —Tartamudee.

Aquel chico de ojos rojos, carraspeo su garganta, se alejo un poco de mi y después volvió a rodearlo un aura gentil que me extraño demasiado.

Será mejor si me alejo de él, ¡era sumamente extraño! .

— Cómo sea. — Dije mientras retrocedía . — Me voy. Adiós. — Le di la espalda y me fuí.

— No, un adiós no. Sino un hasta luego. —

*Continuará...

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