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—¿Cómo es posible que no aceptara?, si el problema era el dinero, ¡no debía de preocuparse por eso!, ¡nosotros pagaríamos por la cena!, ¡sería nuestro invitado!. —

Mi abuelo reclamaba por tercera vez en el lugar de comida donde cenabamos. Se hallaba indignado y enojado, pero en fin, ¿que podía haber hecho yo?, me la pase media hora al teléfono tratando de que Yami cambiará de opinión y aceptará venir con nosotros, pero el se negaba rotundamente hasta que se canso y dejó de mandarme mensajes.

Tuve que dejar de insistir.

— Tal vez tenía otras cosas que hacer. — Dije, tratando que mi abuelo se calmara. — Además. — Y ahora que lo pienso. — Yami no es de socializar mucho. —

Jamás le e visto hablar con alguien más, tal vez sólo le gusta ser solitario.

—Pues de vería. ¡Así se volvería tu mejor amigo!. —

¿Quién dijo que  quería ser amigo de Yami?.

——————

Al otro día hice lo habitual; desperté, me duche, desayune y me fui a la escuela, esta vez tomando el autobús, al llegar a la escuela me fui directo a mis clases y tomé cada una de ellas tranquilamente y sin ninguna interrupción, sin verlo a él.

El día en la escuela acabó y tuve que regresar a casa.

«¿Qué haces?.»

Envie el mensaje sin recibir respuesta.

Pasaron los minutos y las horas, incluso un par de días en los que no me contesto y tampoco lo vi.

¿Que le habrá pasado?.

«¿Todo está bien?.»

Volví a enviar, pero no había respuesta.

Era viernes por la mañana me encontraba en la entrada principal del instituto esperando si podía toparme con Yami, pero en cuanto sono la campana, tuve que meterme.

Otra vez, no lo pude ver.

«Se que no somos muy cercanos, pero me preocupas, ¿puedes darme tu dirección para ir a verte?.»

Envié.

Apenas guarde el teléfono recibí una notificación, esperanzado, saque el apartó y revise el mensaje, la respuesta de mi anterior mensaje me dejó extrañado, confuso y en cierto punto enojado.

«No.»

*Continuará...

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