UN SUEÑO OSCURO

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Una oscuridad tan perpetua y tan letal. Me sentí agobiada, sabia que estaba en una ciudad podía escuchar los autos pasando a través de las calles, decidí caminar sin saber a donde, pero quería encontrar luz como fuese, comencé a palpar las paredes del callejón deseando encontrar la salida, hacia tanto frío de no haber sido por el hecho de estar soñando habría pensado que estaba muerta. De la nada, comencé a notar una luz a lo lejos y decidí seguirla con bastante entusiasmo ¡No estaba muerta! Salí de aquel callejón y me encontré con una ciudad enorme y brillante, una ciudad que danzaba al compás del ruido de sus habitantes, los autos, la música y una cantidad exagerada de luces por todas partes; me quedé observándola por un rato, tratando de identificarla, sin embargo no podía, claramente esta no era Caracas.  Camine de un lado a otro investigando cada rincón como si fuese un pequeño gato curioso, me sentía liviana por alguna razón, sin embargo algo me dificultaba caminar, miré hacia abajo y  me di cuenta que llevaba puesto un vestido color negro, al estilo María Antonieta de aquella época colonial,, era hermoso, sin embargo muy extraño; continué caminando,  de repente las luces se apagaron en toda la ciudad, quedé completamente a oscuras.

-¿que es todo esto?-susurré

-tu sueño- me respondió una voz ronca y ahogada

Las luces se encendieron al instante, todo estaba teñido de rojo, excepto la persona frente a mi, era él, el ser oscuro que había visto en la mañana, me miraba fijamente con sus tenebrosos y desastrosos ojos rojos, ¡Vete a la mierda! Gritó mi mente en un esfuerzo por calmar el pánico, mi corazón estaba completamente sobresaltado, quería correr, sin embargo decidí tomar valor y decir algo.

-¿Quien eres?

-Belcebu...

-¡¿Qué?!- Lo sabia, sabia quien era, conocía lo suficiente de demonología como para conocerlo.

-No quieres saberlo...

Se acerco a mi bruscamente, lo tenia frente a mi rostro, no podía aguantar el temor de tenerlo tan cerca, me di la vuelta y comencé a correr, recogiendo aquel vestido entre mis manos, era tan incomodo... De repente volvió a aparecer frente a mí, diciendo:

-no puedes escapar de tu propio destino- Respondió con aquella voz profunda y horriblemente ronca.

-¡¿Que coño?!-Se me escapo una palabrota- ¡¿Y tu de donde sales?!

Enseguida me di la vuelta y volví a correr, volvió a aparecer frente a mí, una y otra y otra vez, la ultima a mi intento de escapar fue fallido, caí directo al suelo, me sentí tan indefensa, tan sola...

-¡¿Que quieres de mi?!-Grité, casi al borde de estallar en lagrimas gracias al pánico.

-nada especial, sólo algo simple-Respondió con una sonrisa. 

.¿Que es eso?- Pregunté, con miedo a conocer la respuesta.

-Tu alma.

Una oscuridad rodeo mis ojos y me desmaye.

Desperté, estaba tirada sobre una cama, encadenada de manos, ya no tenia el ortodoxo vestido negro, ahora solo llevaba un sujetador y bragas, sentí miedo ¿me violo un ser negro de otra dimensión? Claro, seré la nueva virgen María, pero satánica. No es por ser racista, pero me pasaron muchos pensamientos por la mente, comencé a escuchar ruidos, una mujer y el horrible ser estaban discutiendo, escuche golpes y... Una espada, de repente la mujer entro a mi habitación, era una mujer alta y hermosa, de cabello castaño y tan blanca como la nieve, estaba vestida totalmente de negro con un estilo gótico y rockero, pero tenia heridas, heridas muy graves sangraba sin control alguno, ademas llevaba una espada en su mano, ojos rojos y colmillos extremadamente afilados, ¿una vampiro?.

- ven, te sacare de aquí

Se acerco a la cama, dispuesta a cortar mis cadenas.

-¡Zendaya no te atrevas!-grito Belcebu mientras golpeaba a la chica contra la pared, hasta dejarla inconsciente- Eso me dará tiempo -masculló,  mientras limpiaba sus manos llenas de sangre con un pañuelo,

-¡la mataste!-Grité ahogándome en lagrimas y la verdad, me sentí tan idiota gritando lo obvio.

-No puede morir, es igual que tu ahora- Respondió el hombre con malicia.

Tenia un aspecto distinto y horripilante, ya no era una bruma negra, tenia cuerpo de hombre musculoso, una cola larga y cabeza de carnero, con 5 cuernos, ahora si me daba miedo, Bien, antes también lo hacia, pero ahora solo quería lanzarme al metro.

-Fuiste muy cooperativa con mi experimento, no te moviste ni un segundo- Añadió con sarcasmo y una sonrisa completamente despreciable que inundaba su rostro por completo.

¡¿Como diablos me iba a mover maldito imbécil?! ¡Me dormiste y hasta me ataste con cadenas! Más bien es una suerte que aun respire, pensé, pero decidí calmar mis ánimos y tratar de decir algo coherente- Soy... ¿una vampiro?-Oh, súper coherente.

-para nada, eres solo una inmortal que necesita sangre para sustentarse, pero Con muchas otras cualidades- Respondió con la gran sonrisa en su rostro.

 Al menos no soy la única que está loca, pensé -Belcebu...- Susurré con rabia e incredulidad.

-Querida, soy el príncipe del infierno, vamos, sé que sabes eso, además la mano derecha de satanás, los demonios si existimos, al igual que los ángeles sé que conoces eso, nunca creíste que eran solo cuentos de hadas.

-¿Que me hiciste?-pregunte molesta e irritada

-me odiaras por lo que te he hecho, pero te aseguro que te gustara, créeme, mataras, pecaras... Seras libre

¡Hijo de las tres mil berenjenas! NO QUIERO SER UN DEMONIO-¡¿porque a mí?!- Comenzaba a perder la compostura.

-Tu alma. Es fuerte, tienes la rebeldía, la ira y nada mas y nada menos que la lujuria dentro de ti... Eres una pequeña criatura indomable y por ende, eres perfecta-comenzó a reír a carcajadas, mientras se hacia mas y mas borroso para mí, comenzaba a despertar de aquella pesadilla.

Corazones OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora