Nubes de prisa

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Que bonito está el cielo hoy. Las nubes blancas como nunca antes alegraban la vista. ¿Que es eso? Un tumulto de vacas voladoras inundaban el cielo, se hizo de noche y me sentía desubicado. Cuando mire al frente, una monja bajita como un gnomo de jardín sujetaba un ukelele y me miraba compasadamente. Se me presentó como Sor Martina mientras que se acercaba hacía mi. Yo sin contestar hice un giro de 180 grados. Entonces la monja se puso a cantar acompañada de su instrumento.  De repente ha aparecido mi padre y me ha dicho que corriera, como nunca antes, que corriera hasta pisar el horizonte. La monja, de un soplido, se puso a gritar con un chillido que retumbaba en mis tímpanos.  

Seguía escuchando a la monja, pero para cuando me quise dar cuenta era ya muy tarde. Bárbara estaba gritando y no había reaccionado a tiempo. Llegué al salón y estaba tirada en el suelo, un charco de sangre al rededor de su cabeza. No me lo podía creer, apoyé mi oído sobre su pecho con la esperanza de escuchar los latidos, los mismos que oía cuando el tiempo se paró y nuestras almas se enlazaban. La puerta estaba abierta de par en par. Tuve el impulso de asomarme por la ventana y la vi, a la asesina. Sin dudarlo salí corriendo detrás de ella. En el pasillo me crucé con Egihuerta boquiabierto por verme en tal estado, en ropa interior y las manos llenas de sangre. Egihuerta podría ser de todo menos tonto, vinculó rápidamente la sangre con el grito que se había escuchado unos minutos antes.

Giré a la derecha en mi calle. Corría como no lo había hecho nunca. ¿Quien y porqué? y muchas más preguntas me acechaban a cada zancada que pegaba. En un cruce de calles me paré.Miré a la izquierda y a continuación a la derecha. Ahí estaba, teléfono en mano parada jaleando. No era una profesional ni mucho menos. Le pegué un grito "HIJA DE PUTA" y seguí corriendo hacía ella. La chica no era rápida pero era lista. Entró en el parcking de mercadona sorteando los coches, me era complicado seguirla, pero yo era mas rápido que ella. Por fin la tenía a menos de 2 metros, flexione las rodillas, tomé el último suspiro, abrí los brazos y pegué un salto hacia ella. Era hábil la ingrata y consiguió escaparme con un giro entre dos coches. Tuve el reflejo de poner las manos protegiéndome el rostro y la cabeza para protegerme del golpe, pero por la inercia hice 2 volteretas hasta rozarme el culo con el asfalto.  

Salimos del parcking, los dos muy cansados hasta que ella tropezó y calló. La sujeté por los hombros al suelo para interrogarla sin que se me escapará de nuevo. Me percaté de que una señora mayor había quedado paralizada justo delante nuestra a ver toda la movida. La fugitiva me dijo "Anda, levantame, vamos a hablar". Siguiendo agarrándola por los hombros, nos fuimos a un callejón. 

"Quien eres y porque has hecho eso! RESPONDE 

-Siéntate, es largo.  


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