Capítulo 3.

484 62 8
                                    

Dos días después de aquella charla con su abuelo y hermana, y la extraña visita de la mujer elegante, siendo las siete treinta de la mañana, Lisa se encontraba sentada en el sofá de su casa, observando fijamente el teléfono celular en su mano. 

A pesar de que en ese entonces tenía una idea sobre lo que quería hacer, no se había atrevido a marcar el número para confirmarlo. Aceptaba que el miedo le invadía, y esa era la principal razón por la que no había podido hacerlo.

Salió de su trance cuando sintió como el televisor frente a ella se apagaba repentinamente y volteó para observar a su hermana, quien se encontraba junto a ella en el sofá, con las piernas sobre él, un libro entre ellas y el control remoto en una mano, antes de dejarlo a un lado sobre la mesa. Definitivamente ella lo había apagado.

—Hey, yo estaba viendo eso —comentó, frunciendo levemente el ceño hacia ella.

La mayor levantó la vista del libro, enviándole una mirada con sus hermosos ojos miel detrás del cristal de sus lentes, antes de regresar su concentración a las letras.

—No es cierto, sólo observabas tu teléfono intentando tomar el valor suficiente para llamar a esa mujer mientras el programa se reproducía. 

Lisa titubeó unos instantes, preguntándose cómo lo supo, hasta que se recordó que Jisoo la conocía mejor que nadie en el mundo. Por lo que, en su lugar, contestó con otra pregunta.

—¿Y por qué no lo viste tú entonces? ¿No te gustan los documentales? 

Tomándose todo el tiempo del mundo, Jisoo pasó la página y le dio un mordisco a la barra de granola que sostenía con su mano izquierda antes de contestar.

—El programa es absurdo. Tienes suerte de que no te lo haya apagado cuando de verdad estabas viendo.

—¿Por qué es absurdo? Habla sobre la civilización antigua en Egipto, creí que te gustaba el tema.

—Y exactamente por eso digo que es absurdo —Jisoo la observó nuevamente. 

Sus lentes se deslizaron hacia la punta de su nariz, pero a ella no pareció importarle; en su lugar, continuó hablándole como si nada.

—La historia de Cleopatra es enormemente interesante, y sí, es cierto lo que dijeron sobre su educación. Ella fue una mujer completamente inteligente y su oratoria era simplemente magnífica. Muchos dicen que podía callar a toda una multitud sólo con abrir su boca; eso era lo que atraía a los hombres, no su físico. En realidad ella no era tan hermosa como decían. O quizá los estándares de belleza en esa época no eran como los de ahora.  

Su hermana levantó una ceja, sin tener idea de lo que quería decir.

—Si dices que es cierto, ¿por qué te desagrada? 

Finalmente, la mayor arregló sus lentes mientras colocaba su libro sobre la mesa y mordió otro poco de su barra, antes de hablar.

—Porque ella no murió por amor. 

—¿Pero no fue esa la inspiración de Shakespeare para su libro "Romeo y Julieta"?

Jisoo asintió.

—Lo fue.

—No te entiendo, Jisoo.

—Fue la inspiración, pero Shakespeare se centró en el amor en su historia, Cleopatra tenía fines puramente políticos —explicó—. Ella engañó a Marco Antonio para que él se suicidara y así entregarle su cuerpo al enemigo, intentando apaciguar su ira.

—¿Pero no tuvo dos hijos con él?

—Eso sólo fue para seguridad. Antes de él también tuvo un hijo con Julio César, y todo fue para asegurar su trono. Ella peleaba por él con su propia familia, lo que la llevó a deshacerse de ellos. Cuando obtuvo su trono de regreso las cosas empezaron a ser mejores para ella, y quiso asegurar su reinado teniendo un hijo con el hombre más poderoso del mundo en ese momento. Roma era una república completamente fuerte, la más fuerte de hecho —mordió su barra de granola nuevamente y acomodó los pies sobre el sofá—. Si ellos, siendo las dos personas poderosas que eran, tenían un hijo, entonces eso supondría unión para el pueblo y protección para ella, y por supuesto, poder. 

Soulmates┊ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora