Capítulo 14.

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Jennie Kim caminaba tan tranquilamente como podía siendo perseguida por múltiples de sus asistentes; cada uno sosteniendo cosas en sus manos que esperaban ser firmadas y/o aprobadas por ella.

Llevó ambas manos hacia sus sienes, acariciando allí repetidamente y cerrando los ojos. El marco de sus lentes se levantó ligeramente. Entendía que ella era la jefa y que se suponía que estas eran las consecuencias de obtener todo lo que siempre quiso siendo una empresaria y diseñadora reconocida mundialmente, pero, por favor ¿no podía tener una mañana tranquila por una vez? ¿Era mucho pedir que la dejaran en paz por un día? Oh, cuánto daría Jennie por beber su café tranquilamente en la mañana sin ver todo ese montón de papeleo a su alrededor.

«¿Por qué no le hice caso a mamá y estudié derecho?»

Pero no engañaba a nadie, siendo abogada el papeleo era igual de importante, por lo que no se salvaría de nada, pensó después. Y el hecho de que Kristal ya se hubiera marchado sólo estaba empeorando la situación.

—¡Señorita Kim! ¡Necesitamos su firma! —escuchó entre el desorden de voces que clamaban su atención.

Soltó un suspiro de irritación y componiendo sus lentes, arrebató la tabla legajadora con los papeles y el bolígrafo que le tendían, y empezó a firmar los papeles de mala gana.

Claro, eso fue antes de que el ruido de la voz gruesa de su guardaespaldas irrumpiera su molestia.

Con curiosidad, devolvió la tabla a quién se la tendió, levantó una mano para hacerlos callar a todos y se movió hacia el grandulón de pie a unos metros frente a ella, quien le daba la espalda.

—¿Jongin? —murmuró suavemente.

El hombre volteó inmediatamente, permitiéndole ver lo que retenía en ese momento, o más bien, a quién retenía en ese momento.

Manoban Jisoo se encontraba hecha una furia mientras el moreno la sostenía por sus hombros, evitando que diera otro paso.

Kai tragó saliva.

Jennie levantó las cejas, ligeramente sorprendida.

Y Jisoo los mató a ambos con la mirada.

—Señorita Kim —musitó él—. Lo lamento mucho. Es más rápida de lo que parece. Pero la sacaré de aquí de inme-

—Kim Jennie —la voz de Jisoo resonó por todo el pasillo, pese a no haber gritado—. Dile a tu orangután que quite sus manos de mí antes de que lo haga por mi cuenta.

La castaña la observó por sobre sus lentes cuadrados unos instantes, antes de mover la mano hacia Jongin, indicando que dejara libre a la mujer.

Él obedeció de inmediato. Jisoo se echó a un lado, no sin antes dirigirle otra mirada de muerte.

—Manoban Jisoo —el nombre salió de sus labios casi como un canturreo, y no pudo evitar sonreír, aunque no tenía idea de por qué—. ¿A qué debo el honor de su visita?

—Sabes muy bien a qué vine —intentando dar otro paso hacia ella, el moreno volvió a interponerse, posando un brazo en su camino.

La mujer de ojos color miel rodó los ojos con irritación.

Jennie sacó la punta de su lengua y remojó sus labios, observando a la mujer frente a ella sin dejar de sonreír como el gato que se comió al canario.

—Está bien, Jongin. Déjala pasar —murmuró instantes después.

—¿Qué? Pero-

—La señorita Manoban viene a hablar de negocios. En realidad, la estaba esperando; aunque creo que esta vez olvidé mencionarlo. Mis disculpas por eso, normalmente es trabajo de Kristal, pero... ya sabes.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2022 ⏰

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