David

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Aun me cuesta aceptar que tengo un símbolo incrustado en mi ojo, siento que veo sombras por todos lados cuando abro los ojos. Seres de luz y oscuridad a mi alrededor.

Es con ello que mi trabajo se ha vuelto más agobiante y aterrador, donde la maldad y el bien me rodean por donde sea. Lo más crudo y malvado de esta habilidad es que reconozco un alma pura; pero aún así me veo obligado a matarla por órdenes de mi Señor y padre. No puedo desobedecerlo; me daría otro horrible "don" que ahogaria más mi pobre alma en el abismo del miedo que siempre está presente cuando la sangre corre por la lanza.

El tiempo corre, mi arma está lista, mis vestimentas limpias, mi aureola acomodada. Se podría decir que ya estoy listo para otro pequeño genocidio. O quizá ese día no; miro las nubes a mi alrededor un segundo, parece que algo ocurre, las mismas no siguen los movimientos de los vientos; más bien, parecen rodear la sala de mi padre. ¿Acaso es una junta de la cual no fui notificado? ¿O quizá es el consejo de las virtudes pensando en cómo librar al mundo de la oscuridad?.

Tan pronto como doy un paso al frente, un imponente rayo cae en la sala de mi padre. Al ver ello, me altero al saber que podría tratarse de una amenaza o algo muy riesgoso para mi pobre comprensión. Ante ello comienzo a correr a aquel lugar tan brillante y retocado de colores dorados. Parecía una bella estructura de la antigua Grecia, adornada por hermosas figuras de vida dorada y siempre con un gran toque blanquezco y puro que hace que los cielos tengan todavía más color del que ya poseen.

El sudor frío cae por mi frente. ¿Nervios? No, lluvia; es cuando tropiezo que me doy cuenta de una gran llovizna que rodea los cielos. Opaca los colores, llena todo de un gris triste; todo es raro, jamás había visto llover ahí, y mucho menos que la energía eléctrica de los cielos se muestre de una forma violenta.

Asustado retomo el paso y continuo corriendo para hacer frente a esta amenaza. Creo que fueron los nervios que lograron que cometiera nuevamente otra estupidez. Pateo la puerta con fuerza abriéndola de golpea, para ser recibido con una fuerte descarga eléctrica que me lanza directamente a una columna de mármol; agrietandola de inmediato.

Mi lanza...

La lanza...

No está en mi mano...

Miro a mi atacante, era un chico de pelo castaño oscuro, cabellera larga y algo desordenada, el también tenía un  cambio en uno de sus ojos, el mismo era blanco con una cruz azulada que daba un resplandor en su pálida piel. Vi sus puños, estaban cargados de electricidad, una carga similar a la energía de Dios, pero inferior a Metatron.

Intentó reincorporarme, el me da mi lanza mostrando una expresión seria. Desconfiado la tomo, solo para ser sorprendido por una serie de golpes bastante fuertes que me dejan aturdido.

"El puño de hierro de Dios no puede ser tan débil, defiendete como si fuera a matarte"

Su voz era armoniosa y algo cálida al igual que amenazante y determinada, era un toque agridulce a los oídos de los cercanos. ¿Como alguien con una apariencia tan inofensiva puede ser tan agresivo?.

No había tiempo para dividir mis pensamientos. Tomé mi lanza y me lancé al ataque, intenté darle cortes por el cuerpo sin tener éxito. Sin embargo, yo ya comprendía como era un duelo de verdad. Esquive cada intento de golpe de él y los repele con mi lanza, para así contraatacar con movimientos finos y certeros de mi lanza. Durante el combate podía analizar cada movimiento de él, notando su punto débil su lago derecho. Ese lado lo cargaba con mucha fuerza, haciéndolo lento y vulnerable.

Voy a tomar la ventaja y ganaré esta disputa para demostrar a Dios que no soy un mero soldado más.

De un movimiento de contrarresto de un ataque, logro dar un corte en su antebrazo y golpearlo justo con el mango de mi lanza, o así era hasta que sentí algo moverse rápidamente, por lo que a forma de reflejo aparto mi cabeza a un lado, esquivando de forma accidental una espada que se estrella con fuerza en otro pilar.

"¿Pero que-...?"

Me veo interrumpido por un gancho arriba justo en mi mejilla, estrellándome contra el suelo con una brutal fuerza; destrozando el piso bellamente arreglado en un segundo.

Aquel ser Caminó sobre mi pisando mi espalda, tomó la espada apuntó a mí y lanzó una nueva descarga eléctrica contra mi cuerpo indefenso por el golpe.

Dolor, gritos, aullidos y lágrimas. Manifestaciones del verdadero sufrimiento que su energía eléctrica causaba al recorrer mi cuerpo. Intento soportarlo y levantarme. Pero antes de poder hacer algo mientras aún me encuentro de rodillas; puedo sentir algo que pasa de mi espalda a mi caja torácica. Mis ojos se postran abajo para mirar mi pecho atravesado por la hoja de aquel chico, me quedó paralizado unos momentos antes de oír un susurro amenazante.

"Me decpcionas... Acabas de decepcionar a tu hermano.
Sin más interrupciones, dejo aclarar que me llamo David... Un gusto... O bueno... No tanto, veo que tu miedo me repugna y enferma"

Sacó su hoja de mi y simplemente me dejó caer al suelo de sangrandome, mirando como el mismo se volvía rojo.

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