Capítulo 4

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Hace 3 años

- ¿Ven el hombre asiático que está solo sentado en esa esquina? - le pregunté a mis estudiantes.

- Yo digo que parece que no quiere que nadie se le acerque. - comentó Jack. Estábamos sentados en unas de las mesas en la pared, analizando nuestro al rededor y nuestras opciones. - Tiene dos guardaespaldas a dos metros, uno a cada lado. - dijo tomando un sorbo de su bebida.

Me fijé discretamente y me di cuenta que tenía razón. Ni siquiera intentaban pasar desapercibidos, ambos estaban vestidos muy elegantes para este lugar, además de que se veían muy intimidantes con sus musculos y su cara de matones.

Entonces lo entendí.

- Observen más - les ordené y esperé unos minutos a que se dieran cuenta - díganme que descubrieron.

- Mira a su al rededor cada diez segundos - dijo Jenna.

- ¿Eso qué quiere decir? - seguí intentando que entendieran.

- ¿Qué quiere estar pendiente de lo que pasa? - me preguntó confunfida Kayla.

- Pero ¿Por qué lo haría si tiene dos personas que lo protegen? - cuestionó Jack

- No... Está esperando a alguien - afirmó completamente seguro Kley.

- Muy bien. - lo felicité.

- ¿A quien? ¿Será a un socio? ¿Un espía?

- No tiene sentido, ¿Por qué citaría a alguien del trabajo a uno de los clubes mas conocidos de la ciudad? Hay demasiados testigos - le respondió Kayla a Jenna.

- Todos lo han hecho excelente. - dije con orgullo - Si fuera por mí, les daría más tiempo para pensar, pero tengo que hacer mi trabajo - les informé y terminé mi vaso de alcohol. - Le gusta las mujeres que toman la iniciativa. Ustedes dijeron que está esperando a alguien, también que no era de negocios porque habían muchas personas. Es cierto. ¿Qué mas haría aquí aparte de buscar una aventura? Los guardaespaldas son sólo un reto. Quiere que sepan que lo protegen a él y quién se atreva a acercarse será alguien con mucha valentia. - me levanté del asiento y les guiñé un ojo. - Miren y aprendan. Cuándo suba por las escaleras y ya no me vean, quiero que vayan a el carro y estén pendientes del lo que hago, hablaremos de eso la próxima semana.

- Da, mem - me respondieron todavía asombrados.

Empecé a caminar hacía mi objetivo meneando las caderas y con la barbilla en alto. Cuándo estaba a unos pocos metros, los guardaespaldas de Akihiro se dieron cuenta de mis intenciones y me detuvieron sosteniéndome un brazo.

- El señor no quiere que nadie lo moleste, así que vuelva por donde vino.

- Hasta donde sé, no es prohibido querer charlar con alguien - le dije desafiante.

- Déjala en paz, Grog. La chica tiene razón, nadie se lo prohibe. - intervino Akihiro.

Le dediqué una mirada agradecida y el guardaespaldas me permitió el paso.

Caminé con elegancia hacia él, aún meneando mis caderas de forma seductora, y me senté en el asiento frente a él, que me miraba con interés.

-Buenas noches, caballero. - dije en tono sugerente.

-Buenas noches, bella dama. - contestó con una sonrisa - ¿Qué se le ofrece?

-Oh, nada en especial, solo lo vi desde la distancia y me llamó tanto la atención que un hombre tan atractivo como usted estuviera solo que decidí acercarme.

-Hmm, vaya, qué interesante, señorita... - me instó a decir mi nombre

-Alicia- mentí.

-Un gusto, señorita Alicia. - hizo una pausa - Dice usted que me vio un poco solitario pero ¿qué hay de usted? ¿No viene con ningún acompañante?

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