367...368..
369...
Y 370.
Conté por vigésima octava vez las manchas manchas en el techo.
Siguen las de la pared.
Estaba acostada en el completamente cómodo colchón de la perfectamente limpia celda en la que he estado encerrada durante unos muy cortos tres años.
Nótese el sarcasmo.
- Hey - golpeó los barrotes de hierro con la llave haciendo un sonido fastidioso. Genial, perdí la cuenta.
Bufé.
- ¡Era mi vigésima novena vez! tendré que empezar de nuevo por tu culpa, idiota - me quejé.
- Tranquila, tendrás más tiempo para volver a empezar - me aseguró. Quise tener un cuchillo para poder matarlo en ese momento - El jefe quire verte.
- ¿Por qué no me sorprende? - me pregunté con desdén.
- Sólo camina - rodó los ojos y abrió la puerta. Cuando llegué junto a él, me puso las esposas y caminó conmigo hacia las escaleras.
Deseaba tener la oportunidad de poder descuartizarlo.
- Cállate, guardia del mes - No recordaba su nombre, no me importaba y tampoco me iba a servir de algo.
Así le decía a todos los guardias que ponían a cargo de mi y tenían contacto conmigo. Siempre los dejaban sólo por un mes y luego los cambiaban por otro nuevo. Nunca repetían. Tenían miedo de que de alguna manera me dejarían escapar, como los primeros 3.
Me recordaba a mis niñeras cuando era pequeña, pasaba exactamente lo mismo. Ninguna se quedaba más de un mes, nunca volvía a ver a una después de que pasaba el tiempo acordado con mi padre y nunca intentaban ser mis amigas ya que mi padre se los prohibía. Sólo estaban pendientes de que siguiera con vida. Prácticamente les pagaban por hacer nada.
- ¿Ahora qué quieres, Dmitri? - pregunté con irritación cuando entramos a su oficina.
- Deberías respetarme más, después de todo, yo soy el jefe aquí - levantó una ceja.
- Y tu deberías tener una bala en la cabeza, pero no todo se puede.
- ¿Ahora que te tiene tan de mal humor?
- Oh pues, no lo sé. Tal vez porque estoy hasta la puta madre de éste lugar, porque me has llamado sólo para joderme la vida aún más, porque no he tenido la oportunidad de matarte desde hace un año o porque el inútil del perro que me asignaste me interrumpió cuándo contaba las manchas en la pared de mi estúpida celda haciendo que perdiece la cuenta. Hay tantas opciones que no sé cuál es exactamente - Sentí mi cara caliente de la rabia que tenía.
- Tienes suerte de que no te haya matado - le dijo a el idiota atrás mío - Odia perder la cuenta de sus adoradas manchas en su habitación.
Él sólo hace para joderme, sabe cuando lo hago y por eso manda a uno de sus fieles perros a interrumpirme con la excusa de querer hablar conmigo.
- Habitación - me burlé del el término que utilizó.
- Sí, habitación. Tienes libros, una cama, una ventana y manchas de moho que adoras contar, no te pongas de exigente, Svetlana - Me regañó como si fuera mi padre. Como si tuviera derecho a hacerlo.
Ahg, odiaba a ese tipo.
- ¿Para qué demonios me querías? - pregunté ya cansada de tanta charla.
ESTÁS LEYENDO
The Hunter
AksiyonA su corta edad, era una de las asesinas más conocidas y mejor pagadas de toda Rusia. Le llamaban "Cazadora." Todos conocían su nombre, pero nadie sabía con exactitud cómo era físicamente. Sabía esconderse, camuflarse mediante disfraces... Pero algu...