Intervenir

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La distancia es algo que Craig había visto de manera literal, casi todo el mundo tenia una distancia larga en su hilo así que para él, la distancia era mas que nada una medida y no sentimiento.

Pero ahora...

Craig podía sentir la distancia que había cada vez mas entre Tweek y él, pero tampoco hacia nada para detenerlo, después de todo desde aquella extraña propuesta simplemente tenia miedo a seguir acercándose a la vida de Tweek Tweak, pues desde que lo había conocido parte de su esencia había cambiado.

Y Craig era alguien que  odiaba los cambios.

Tweek por su lado se sentía el ser mas horrible del mundo, desde el momento en que se había enterado del poder que el pelinegro poseía comenzó a fantasear con las cosas que haría con ese poder, incluso pensó en como seguiría hasta el final del universo su propio hilo, imaginando como lo hacia de pequeño, el aspecto que su ser amado tendría.

¿Seria alto?¿Cabello castaño o negro?¿Tendría ojos lindos?

Y es que sí, todas estas características eran el masculino porque desde hacia un buen tiempo Tweek había descubierto esa parte de sí mismo, le atraían los hombres. Se sentía mejor estando con los de su mismo sexo, porque con las mujeres siempre les tuvo algo de miedo, ¿como no desconfiar de alguien que sangra cada mes sin morir? es ilógico y demasiado arriesgado.

De cualquier forma, ahora se hallaba melancólico, pensar que una persona no puede tener una pareja destinada a cambio de poder ver tal poderosa conexión, la vida de Craig debió haber sido bastante solitaria y ahora entendía porque nunca antes le había prestado atención, era alguien tan callado y reservado que incluso él, sin ser la persona mas social que digamos no era capaz de notar su presencia.

Ahora cada vez que ambos cruzaban sus miradas sin querer inmediatamente la desviaban o buscaban algo que hacer lejos de ahí, Tweek no quería alejarse de Craig pues sentía un cierto interés en él ¿porque de todas las personas del mundo le dijo justamente a él, Tweek Tweak, un secreto tan importante? Era simplemente ilógico pero de igual forma, sabia que no debía pues después de ver sus hermosos ojos color carmesí irritados por las lagrimas mientras de sus labios salían palabras amargas entendió que con su petición y pensamientos compartidos había lastimado profundamente el alma de aquel muchacho tan especial.

Por el bien de Craig, Tweek no se iba a acercar.

Así pasaron dos semanas en las que ninguno de los dos podía dejar de pensar en el otro, pensando en sus equivocaciones y repitiendo como una cinta infinita el momento en que se cruzaron, en que deslumbraron las estrellas juntos y sobre todo, cuando por primera vez ante otra persona comentaron sus pensamientos mas profundos sobre el destino y el universo.

Llevándolos a un desenlace caótico, a decir verdad.

—Tierra llamando a Craig—Tricia sacudió su mano frente a su hermano mayor sacándolo de su trance con un maniquí de la tienda.

—¿Ya terminaste?—Preguntó al ver las bolsas de compra en la mano de su hermana.

—Así es, toma—Le extendió las bolsas y él la tomó con pereza, si no fuera porque su madre lo había obligado a acompañar a su hermana a ir de compras estaría en su casa recuperando el sueño que le quitaba su insomnio.

Insomnio o mas bien... lectura de las historias de Tweek.

Ambos hermanos caminaron por el centro comercial, Craig odiaba los centros comerciales mas que nada en el mundo, al menos en los demás sitios públicos podía mirar hacia arriba y despejar su vista del mar de hilos carmesíes que tapaban su vida pero en aquel lugar sin importar a donde mirara estaba condenado a verlos.

El hilo faltante|Soulmate CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora