Tercera parte

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—¿Oportunidad? ¿Para qué? —preguntó Sakura mientras jugaba con su helado.

—Pues para conocer otras cosas, dime ¿qué te gusta hacer? Por ejemplo mi hermano mayor le encanta el ejercicio y practicar artes marciales.

—¿Y a ti, qué te gusta?

Él cambiaría la pregunta: ¿A ti quién te gusta? Con todo y respuesta, pero no se lo diría tan directo, no, aún no. —También me gustan las artes marciales.

—Suena bastante lógico. ¿Y eres bueno?

—No tan bueno como mi hermano. —Esa era una confesión que dolía. Pero le bastó para arrancarle una sonrisa.

—¿Acaso te burlas de mí, Sakura?

—No, claro que no, puedo suponer que admiras mucho a tu hermano.

Sasuke rodó los ojos. —¡Ah! Es un maldito arrogante.

La chica soltó una gran carcajada, escuchándose en la toda la heladería, la cual no estaba tan llena, puesto quién en su sano juicio comería un helado en plena temporada de lluvia, además estaban escondidos en un rincón.

—¿Qué te parece gracioso?

—Que adoras a tu hermano.

—Sí, bueno, es alguien admirable —dijo comiendo otro poco de su helado, de un sabor que no era tan dulce.

De repente el brillo en la mirada de Sakura se apagó, y su risa se convirtió en una simple sonrisa.

—¿Qué pasa, Sakura? ¿Qué está mal?

—No, nada, solo pensaba que fue bueno conocerte.

Sasuke sonrió. —Eso no tiene sentido, ya me conocías.

—Sí, pero ahora es diferente, antes...

—Antes solo tenías ojos para Naruto, aunque yo no estaba ahí.

La pelirrosa lo miró con tratando de entender lo oculto en sus palabras y le dio miedo, porque tenía miedo. Sasuke la hacía sentir bien y en cierta forma feliz, para él era alguien especial.

—¿Otra vez estás pensativa? Creo que te estoy aburriendo. —Exhaló sin poderlo evitar.

—Por supuesto que no.

—Entonces, dame una oportunidad —pidió tomando sus manos entre las suyas.

—¿Qué tipo de oportunidad? —titubeo.

—Tú lo sabes, quiero ser más que un amigo.

—Yo, pero yo...

El timbre de la puerta sonó dando paso a otros clientes más.

—¡Oh! Buenas tardes, pasen por favor. —les invitó la encargada de lugar a los nuevos clientes: Naruto y Hinata.

Sakura los vio de lejos y su corazón sufrió una laceración, él estaba ahí con ella y tomados de la mano. Sasuke escuchó su voz y maldijo por lo bajo, debía de aceptarlo, su amigo tenía la excelente costumbre de irrumpir en los momentos más inadecuados. Así que optó por lo más sencillo: huir.

Hizo el cálculo mental y dejó suficiente dinero para cubrir la cuenta y la propina, miró y tomó a Sakura de la mano para salir lo más rápido posible. Seguramente Naruto tardaría unos cuantos segundos para saber que ahí se encontraban y muy posiblemente lo lograrían, en el caso de Hinata apostaría que ya los había visto, aunque claro que no diría nada, ya que seguro que no querría llamar la atención a sabiendas de cómo era de escandaloso su acompañante...sería mejor no decir nada.

No eres tú, es mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora