• 16: Epílogo •

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¿Estás bien? –cuestionó el mayor, a través del lazo, sintiendo la mirada de su marido durante toda la ceremonia, y sonrió ante su “Ahora estoy perfectamente, Baozi.”, haciéndole reír; estaban en el casamiento de JongIn con KyungSoo, su compañero destinado, y JongDae no había dejado de mirarle en ningún segundo.

¿Podían culparlo?, MinSeok estaba precioso con su traje, y a pesar de que habían pasado casi dieciocho años desde su emparejamiento, ahora estando en el mes de abril, dónde el omega había cumplido los treinta y seis años el mes pasado; hacía diez, casi once años, sus vidas tomaron un nuevo viaje con la llegada de BaekHyun.

Byun BaekHyun era un omega proveniente de Busan que llegó tan mal herido que le llevó horas en curarse, y había sido horrible, porque era el compañero de ChanYeol, y aún era un cachorro de quince años, cuando el alfa ya tenía veinticinco; fueron unos años muy complicados, para JongIn más que nada, ya que su compañero, mejor amigo de toda la vida de BaekHyun, le había abandonado durante cinco años, aunque se lo merecía, si le preguntaban a MinSeok, claro.

También habían conocido a LuHan, el compañero de SeHun, y ahora las casas estaban llenas de cachorros; sus hermanos habían hecho casas, acompañando a la de sus padres donde todos crecieron, excepto SeHun, incluso ellos habían hecho una, y aquella solitaria colina, ahora estaba decorada con cuatro casas, todas con un parecido entre sí, pero personalizadas.

ChanYeol tenía tres hijos, Kai tenía dos, teniendo a su segundo hijo hacía solo cuatro meses, y SeHun tenía a SeHan, que cumpliría su primer año en unos días, mientras que ellos..., aún conservaban la esperanza de, algún día, tener un cachorro; también había pensado en adoptar, pero MinSeok aún se aferraba a aquella posibilidad, y él solo podía confiar en su esposo, a pesar de que habían pasado años.

Al cumplir los veinte años ChanYeol tomó el liderazgo, y en navidad él le propuso matrimonio a MinSeok; llevaban enlazados dos años, en los que JongIn se convirtió en el nuevo dolor de cabeza de su madre, saliendo en cada luna llena, y SeHun no se estaba quedando atrás, a pesar de que, en ese entonces, solo tenía trece años.

JongDae recordaba lo precioso que se había visto su compañero, vestido con un traje blanco, siendo llevado al altar por JunMyeon, claro está, mientras su madre se ahogaba en lágrimas; SeHun había sido el niño de las flores, y JongIn el de los anillos, pero MinSeok había cautivado a todo el jodido mundo, viéndose como el precioso ángel, bastante tatuado, como él, y ChanYeol, y con una que otra perforación, ganándose una sorprendida mirada por parte del cura.

Él tenía solo dos perforaciones, y eran un nostril, una pequeña joya plateada en su lado derecho de la nariz, y un industrial en la oreja del mismo lado, añadiendo uno o dos tatuajes a la lista, de ese entonces; actualmente tenía más tatuajes de los que su madre debía saber, y tanto él, como ChanYeol, fueron severamente regañados por haber convertido a sus dos hermanos menores, en delincuentes.

Parecían ser miembros de una mafia o algo así, y la cara de culo que ponía SeHun, la mayoría del tiempo, no ayudaba mucho cuando negaban pertenecer a una, pero claro, aquello no le impidió conseguir omegas desde joven, y ahora tener a LuHan, su tierno esposo, junto con su SeHan, su cachorrito.

Fueron los primeros en casarse, y los únicos que aún no tenían hijos, haciendo que MinSeok se deprimiera un poco por ello, en especial cuando esa noche les tocaba cuidar a los cachorros; cuando terminó la fiesta, ya entrando la noche, la casa de la pareja estaba invadida por pequeñas bestias que iban desde los ocho, casi nueve años, hasta los cinco años.

ChanHyun, y TaeYeon eran los mayores, siendo seguidos por TaeOh, y luego MinHyuk, siendo unas pequeñas bestias que parecían no cansarse nunca; ellos prepararon sus famosas galletas con chispas, y malvaviscos, acompañadas con una leche chocolatada como merienda, y la azúcar les hizo volverse unos torbellinos, corriendo por toda la casa, haciendo reír al omega, aunque aquello también le rompiera el corazón.

Mi Omega VI: Mi tonto omega «ChenMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora