Alcohol

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Samantha

Habíamos llegado al bar que nos había indicado Nia, si no recordaba mal el nombre de la chica, y lo primero que habían hecho era pedir una ronda de chupitos para todos.

En el tiempo que habíamos tardado en llegar hasta aquí, que era más bien poco, había logrado hacer buenas migas con la mayoría. Eran super majos y tanto a ella como a Lorena les habían acogido super bien.

Después del primer chupito se pidieron un cubata cada uno y se pusieron en uno de los rincones del fondo que tenía una mesa sobre la que dejar los cubatas. Estaba hablando con Anaju y Bruno cuando se acercaron Rafa y Maialen.

+ Oye Sam, cuéntanos un poco más de ti, aparte de cantar como los Ángeles, no sabemos mucho más - dijo Maialen.

Esta chica, era un amor. Cada vez que abría la boca era para decir algo bueno de alguien. En el poco rato que la conocía, le había caído super bien. Y Rafa era super risueño, había perdido la cuenta de las veces que se había reído en lo que le había conocido.

- Pues siento decepcionaros chicos, pero no soy muy interesante que digamos. Soy de un pueblo de Alicante que se llama Beniarrés, allí crecí y viví hasta que decidí venirme a Madrid a encontrar suerte en la música. Y esa es mi historia.

+ Por favor, vaya historia más light les has contado tía - dijo Lorena acercándose a nosotros.

Nuestra conversación debió haber llamado la atención del resto porque habían venido a nuestro lado.

+ Cuando queráis saber algo turbio de ella, y créanme hay muuuchas cosas, preguntadme, estoy encantada de destapar los trapos sucios.

Todos se pusieron a reír a costa de lo que decía Lorena, cuando empezó a sonar "Tusa" y Anaju se puso como loca.

+ SIIIII, ¡ME ENCANTA ESTA CANCIÓN! ¡VAMOS CHICOS!

Y se puso a cantar a pleno pulmón mientras movía el culo. Enseguida se le unieron Nia y Ari, y Lorena me cogió de la mano y nos unimos a ellas.

Al final nos unimos todos en corrillo a perrear, unos más que otros, pero lo importante es que lo estábamos pasando genial. Me fui a la barra a pedir otra copa . Estaba intentando llamar la atención del camarero, pero no me hacía ni caso. Cuando por fin me miró, empecé a pedir cuando me di cuenta que no hablaba conmigo si no con la persona de atrás.

+ Dos Larios limón por favor - dijo esa voz que hacía que me temblara todo el cuerpo.

Me giré y me encontré con Flavio de frente a centímetros de mi cara. Nos quedamos mirando varios segundos. Yo veía como sus ojos pasaban por toda mi cara, parándose de más a mirar mis labios, para después volver a subir a mis ojos.
Literalmente, había olvidado el mundo alrededor y solo podía fijarme en él. Estaba atrapada entre el pecho de Flavio y la barra y no sabía muy bien qué hacer.

Vi como Flavio se acercaba  lentamente a mí sin quitar la vista de mis ojos. Mi respiración se empezó a acelerar y me empecé a poner muy nerviosa, pero en el último momento, desvió la cabeza y movió los brazos para agarrar los cubatas que había dejado el camarero encima de la barra.

+ He visto que el camarero no te estaba haciendo mucho caso así que he decidido echarte una mano - me dijo con una sonrisa engreída mientras me tendía el cubata - he visto que es lo que estabas tomando, he supuesto que seguirías con lo mismo.

- Eeeeh, sí claro, gracias.

Agarré el cubata a regañadientes y bebí un trago largo para disimular las ganas de había tenido de que se acercara a mí y juntara sus labios con los míos. Espera, ¿de dónde había salido eso? Creo que el alcohol estaba haciendo de las suyas ya.

Casualidad o destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora