Capítulo 9

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~Will you let it die or let it grow?~

Elsa golpeaba sus dedos contra la madera de la mesa mientras con su otra mano se llevaba su bolígrafo a sus labios. Pensativa. Alejando de ella y de su mente la conversación entre Mérida y el amigo raro de Alex.

Estaba molesta. Realmente molesta. Hacia dos días que no veía al castaño y no sabía de su paradero. A ella le "daba igual",  pero le jodía que aquel capullo de bellos ojos azules haya podido jugar con la ilusión de su hermana.

El muy cabrón le prometió que el día anterior iban a ir al Zoo y él no se había dignado en presentarse.

Elsa tuvo que mentir a la pequeña Anna cada vez que ella le preguntaba diciéndole que se habría retrasado por lo mucho que el castaño tenía que estudiar.

Tremenda gilipollez...

Alex no estudiaba. Ni si quiera se dignaba en atender en clase.

¿Para qué narices se había apuntado entonces a la universidad?

¿Cuánta gente que si lo merece podría estar ocupado su lugar?

Elsa le odiaba

Lo odiaba

Lo odiaba por que él ocupaba todos y cada uno de sus pensamientos

Lo odiaba por hacer que su corazón latiera cada vez que observaba aquellos bellos zafiros que tenía por ojos.

Lo odiaba por dañar a Anna

Lo odiaba por ilusionarle

Pero era otro como el resto...

El sonido de la puerta de la sala de estudio abriéndose le hizo alzar la vista y poder ver como aquel alto muchacho de cabellos "castaños" entraba en la habitación.

Vio que el miraba a aquella muchacha con la que había pasado la noche anterior y ella le miraba furiosa.

¿Habría pasado algo?

Vio como caminaba un poco mareado. Las ojeras reinaban bajo sus ojos azules,cansados.

Su cabello estaba más revuelto de lo común y Elsa pudo jurar que pudo ver unas raíces de un rubio demasiado claro,casi blanco.

¿Era teñido?

Nah...habría sido imaginación suya

Elsa se echó hacia atrás en su sitio mordiendo la parte trasera de su bolígrafo mientras veía como él muchacho con un suave vaivén de caderas se acercaba hasta ellos.

Le maldijo mil veces

La sangre hervía dentro de ella y en su cabeza no podía hacer otra cosa que imaginarse lanzarle millones de dardos.

Por Cabrón

Por Gilipollas

Ella lo sabia... "Te lo dije" le repitió mentalmente su subconsciente.

El castaño se sentó delante de ellos y gruñó por el ruido que la silla hizo al arrastrarse.

Tocó su cabeza adolorido

Entonces Elsa comprendió... tenía resaca.

—Vaya...Fisher se digna con su presencia...¿Ya te cansaste de follarte a Ariel...o a Sarah...o a Wendy?— preguntó la rubia con una ceja alzada en cuanto el chico se dignó a  levantar la cabeza para mirar a los tres acompañantes.

—¿Qué?— murmuró con voz ronca. Demonios sí que tenía una importante resaca.

Elsa suspiró profundamente intentando contenerse de manera sobrenatural por no tirarse encima de él.

El príncipe y yo (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora