XVIII

10 1 0
                                    

Paula despierta y se siente muerta. Muerta en vida.

Está allí. Escucha, ve, siente... Pero no tiene el control de su cuerpo.

Se pone de pie, sin decidirlo. Camina hasta su ropero y busca un vestido, sin elegirlo. Su cuerpo se mueve solo, su cabeza decide sola...

—Detente, por favor. Detente.


Sally escucha la voz de Paula en su mente y el vestido que tiene en sus manos, cae al piso.

—¿Qué sucede? ¿Estoy loca? ¿Es el virus? ¿Que me pasa?

No soporta las preguntas de la humana. No las soporta porque no puede darle las respuestas.

Toma aire y continúa con su rutina. Hará como si no la escuchara. Quizás se aburra y se calle.

—Si, creo que estoy loca. Tendré que ir al hospital. Los médicos tendrán la solución. Sí, eso haré. Iré al hospital.

—Imposible —la voz de Sally se cuela entre el silencio del apartamento.

Se arrepiente al instante.

Casi con temor, espera la respuesta de Paula.

—¿Quién eres? ¿Sabes que está pasando? ¡Devuélveme mi vida!

Sally decide no responder. Se esfuerza por ignorar los pensamientos de Paula y trata de no hablar más. Incluso evita pensar las respuestas. Se esfuerza por seguir con la rutina... Pero justo antes de acostarse, explota.

La voz de Paula sigue ahí, la acompaña a cada segundo. Y no lo soportar más.

—Si te callas te explico.

Oxiderón [Historia corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora