Los grandes cuerpos de los hombres de barba blanca chocaban entre si, como bestias, de aquí para a allá, como en una cancha de rugby, amenazandose con cualquier cosa que tuvieran en la mano, como cuchillos, cierras eléctricas, o navajas, medio matandose. Una persona cualquiera que viera el batallón de guerra matutino por la superviviencia, pensarían que, lo que estaban viendo, eran unos animales disfrazados de humanos. Pero no, los que conocían perfectamente a los que vivían allí, sabrían bien, que aquella guerra sangrienta, era, tan solo algo simple y esencial para el ser humano, pues era el desayuno. Y si, también, cada persona presente en la cocina, sabria bien que el más peligroso, si de comida se trataba, desde pequeño, era Luffy, que en estos momentos esta amenazando con navaja en mano a los mayores, sobre todo a ace, que el muy idiota se iba acercando más. Nadie se atrevía a acercarse a thacth, o los cocineros, a menos que sea por más comida, eran sagrados en momentos del día como ese
— ¡Luffy, baja esa navaja, es peligroso! —dijo ace, como si el menor fuera alguna clase de animal con rabia, el en cambio, seguía con el arma levantada, haciendo movimientos con su brazo, como si estuviera apuñalando al aire, advirtiendo a los que se acercaban. De un momento al otro, Luffy cambio su expresión, de un los voy a matar de la peor forma posible malditos desgraciados a los quiero a todos, miren, miren, tengo la mejor sonrisa, para ver a thacth, el rápidamente supuso que le iba pedir algo, claro, sintiéndose usado, le dio la carne que queria, por que, bueno, la carita de sonriente de Luffy, más el thacth-nii que agrego, le fue imposible negarse, nadie lo hacia, ni siquiera barba blanca cuando Luffy le decía papi, solo cuando sabía que iba a ser castigado, varias veces manipulandolos a propósito
Todo era el típico desastre matutino, marco ya ni se molestaba en pararlos, a pesar de creer haber escuchado una explosión por ahí, simplemente, con calma, se fue a sentar, tan acostumbrado a escuchar los gritos, que parecía estar tomando un té de yerbas mientras leía un buen libro. El de tupé castaño le entregó su comida, eh hizo un ademán de agradecimiento con la cabeza. Divisó a varios metros a ace y Luffy peleando, con el mayor perdiendo, y el menor ahorcandole desde su espalda, le parecio que ace le dijo algo que hirió a Luffy, suponía eso por el ceño fruncido y puchero extremadamente adorable que hacia, eso solo significaba una cosa, ace recibiría un golpe bajo, muy bajo. Entonces, Luffy, dando saltitos alegres, con sus ojos ligeramente sombríos, y una sonrisita algo macabra, se fue acercando a la dirección del Rubio, luego lo abrazo por la espalda, que le siguió con un travieso beso en la mejilla— ¡marco es mi nii-chan favorito! —grito. La daga atraveso el corazón de todos, mientras que marco, sintiendo un rubor en su cara, se regocijo con la miseria que presentaban en aquel momento, se hubiera reído, pero eso ya era pasarse
Pararon sus peleas al escuchar las palabras de Luffy, y comenzaron a llorar infelizmente en cualquier rincón, haciendo circulitos imaginarios en el piso, sobre todo ace, al ser el más acomplejado, agarrándose dramáticamente el corazon. Los hermanos mayores creían que eran los favoritos del de ojos grandes, y aquello, fue un golpe con un tubo de hierro en los huevos, y eso, repitiendolo 20 veces— lu, perdoname, lo lamento, lo siento, perdoname —suplicaba ace, a los pies de Luffy, mientras que el nombrado lo ignoraba con los brazos cruzados y desviando la mirada, evitando ver el rostro miserable que probablemente este haciendo ace
Ignorando a los hombres que no tenía que destrozar el corazon, se fue de la cocina, con los cachetes inflados, no sin antes terminar la carne de que le había dado el de tupe castaño, y mostrarle infantilmente la lengua a ace, el nombrado se estaba lamentando existir, culpando de su sufrimiento al Rubio piña, aunque el, en realidad, término involucrado en la pelea que el pecoso y el más bajo empezaron, lo de Luffy, se podría decir que es la venganza por haberle dicho no sé qué
...
Decir que se quería morir, sería quedarse corto con lo que en verdad sentia, por que estaba (según el) sufriendo una las peores de las torturas que el ser humano podría inflingir, por que si, ¡su querido, queridisimo hermanito menor no lo había perdonado! a pesar de haber pasado una semana, y ahora, hecho bolita en un rincon en la oscuridad, observaba como Luffy reía, abrazaba y le sonreía a dos de sus amigos, el musgo ese que comenzaba a odiar y el Rubio teñido de cejas raras que los atendió en el baratie, sentís envidia. Aquellos dos, están en su lista negra, bastante larga a decir verdad, pues, hasta estaba el vendedor de la tienda a la que suelen ir
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¡que se atreva el valiente!
RandomDragón deja a Luffy con barba blanca El lo sobre protege junto a todos su demás hijos, al ser el pequeño monkey el menor de todos