「21」

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Una semana completa había transcurrido desde que llegaron a Busan, disfrutando del sol, el mar y la compañía de las personas que más quería, pero ya era hora de volver a su rutina en la ajetreada ciudad de Seúl y Jimin debía admitirlo, estaba completamente en desacuerdo con esa idea.

No quería volver a la ciudad, por nada del mundo, y es que el recordar que no podría estar todos los días con Yoongi, ni con Taehyung o Hoseok, lo llenaba de una nostalgia que incluso su lobo compartía. Quería seguir en esa casa junto a sus tíos, junto a sus amigos, madre y su lindo alfa, quien le había demostrado una vez más lo maravilloso que era luego de la crisis que tuvo su mejor amigo.

Jamás pensó que su hyung tendría tal instinto sobreprotector para incluso dejar entrar en su nido a Taehyung, quedándose con ellos luego de que su amigo se lo pidiera y haciéndolos reír con anécdotas de cuando era pequeño, o cuando conoció a Hoseok. Incluso compartió con ellos lo mal que se había llevado con Jiyong, el hijo de la actual pareja de su madre, pero quien los viera ahora, como los mejores hermanos.

Pero fueron esas mismas anécdotas que sembraron una duda y mucha curiosidad en la cabeza del omega, y es que conocía a la madre de Yoongi pues había hablado con ella unas cuantas veces, conocía al hermanastro de su alfa por medio de llamadas e historias que contaba el pelinegro, pero no conocía ni al padre de Jiyong ni mucho menos al padre del alfa, y por si fuera poco, jamás había ido a casa de su novio.

Estaba tan inmerso en lo muy enamorado que estaba de su hyung que nunca reparo en lo poco que conocía de su vida, y esas cosas que conocía era porque Hoseok se las contaba. Y ahora que lo pensaba y analizaba bien, Yoongi pocas veces compartía detalles de su vida antes de que llegaran a Seúl.

¿Por qué nunca se dio cuenta de eso?

-¿En qué tanto piensa esa cabecita? -La gruesa voz del alfa lo trajo de vuelta a la realidad, una en la que se encontraba sentado en la camioneta a espera que terminaran de subir el equipaje y volver a la capital.- ¿Sucede algo, cachorro?

-No hyung, no es nada, solo... -Abultando sus labios comenzó a jugar con sus pulgares como lo hacía cada vez que sentía nervios.

-Sabes que puedes decirme cualquier cosa ¿no? -Jimin asintió sabiendo aquello, provocando una leve sonrisa en los delgados labios del pelinegro.- ¿Entonces...?

Tomando una bocanada de aire que luego dejo escapar, volteo su rostro hacia donde escuchaba la voz del mayor, sintiendo como este segundos después tomaba una de sus pequeñas manos, intentando trasmitirle confianza.

-Yo me preguntaba... -Mordisqueando su labio inferior intento alejar los nervios que inexplicablemente invadieron su cuerpo.- Alguna... ¿Alguna vez conoceré a su padre?

-No.

Fue rotundo, no dejando espacio para reclamos, la respuesta del alfa lo dejo en completo silencio, eso y que soltara sus manos como si estas le quemaran con un simple roce, dándole una clara señal que ese tema, para su alfa, no era de ningún agrado.

Pero no dejaría eso así como así, él quería saber más de la vida de quien sería su compañero de vida y padre de sus hijos, no creía que fuese justo saber tan poco del mayor y que este supiera prácticamente toda su vida.

-¿Entonces cuando iré a su casa? -Pregunto esta vez con el ceño fruncido, un mohín involuntario en sus labios y su dulce aroma siendo sustituido por un agrio olor parecido al vino, pero mucho más fuerte.

Blind Eyes 【myg+pjm】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora