「23」

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Fueron varios minutos en los que Yoora se mantuvo abrazando al inconsolable alfa quien solo podía sollozar cada vez con menos intensidad, sintiéndose de alguna forma reconfortado en el calor de madre y omega que la madre de su novio, si es que aun podía llamarlo así, le entregaba. Eso junto a la tenue fragancia a moras que la mujer desprendía, le recordaba al empalagoso aroma a frutas que desprendía Jimin.

Un tembloroso suspiro abandono sus labios a la par que se separaba de la mujer, viendo como esta le sonreía con pesar, no con lastima y mucho menos con pena, solo sentía una profunda incertidumbre al saber que su hijo, su lindo Jiminnie, había sido el causante del estado de Yoongi, un fuerte alfa líder que muchas veces se demostró imperturbable pero que ahora parecía nada más que un cachorro esperando consuelo.

Ella hablaría seriamente con su hijo pues no estaba dispuesta a que una relación tan linda como la de ese par se desmoronara de un momento a otro, no cuando el alfa frente a ella había sido un diez con su hijo desde el principio, trasmitiéndole una confianza que solamente su difunto esposo y alfa había conseguido que tuviera.

Y es que Yoongi le recordaba demasiado a su alfa.

-Ve a casa, mi niño... -Yoongi asintió colocándose el casco con pesadumbre, dándole un vistazo a la ventana de la habitación de su novio, esperando verlo ahí, pero sabía que eso no iba a suceder.- Cuando llegues a tu casa, por favor... -Tomando una de las manos del menor llamo su atención.- Por favor, envíame un mensaje, tienes mi numero ¿No? -Asintiendo se soltó con suavidad del agarre de la fémina, sonriendo aun cuando esta no podía verlo por el casco.

-C-cuídelo... -Recibiendo un asentimiento, encendió la moto, mirando hacia los costados para poder avanzar.- Y... -Mirando por última vez a la mujer, y luego a la casa detrás de ella, musitó.- Dígale que... que no me llame.

-¿Cómo? -Sorprendida dio un paso atrás cuando la moto rugió, llevándose las manos al pecho ante la sorpresa.

-No quiero saber de él, al menos no hasta que... bueno... -Llevándose una mano al pecho arrugo su playera, haciendo una mueca que rozaba la desesperación.- Hasta que vuelva a sentir a mi lobo.

Dejando más que preocupada a la mujer frente a él bajo el visor de su casco y acelero, desapareciendo en cuestión de segundos de la vista de Yoora quien sin poder contenerse comenzó a llorar, corriendo dentro de su casa para tomar su celular y aun sabiendo que Yoongi podría enojarse, llamo a la madre de este para informarle de la situación.

Mientras tanto luego de varios minutos conduciendo y otros tantos deteniéndose más de lo normal en uno que otro semáforo, Yoongi pudo llegar a casa sano y salvo, o bueno, todo lo que podía estarlo un alfa con un lazo roto y el corazón en pedazos, y es que así se sentía. Como si de un momento a otro le hubiesen arrebatado su motivo de vivir.
Y es que en el fondo Jimin era su razón de vivir, su mundo entero, con quien quería vivir el resto de su vida, con quien quería casarse, tener hijos y en fin, con quien quería compartir su vida entera.

Pero allí estaba, desecho, roto, muerto, o más bien queriendo morir, aferrando su celular en sus manos mientras fuertes sollozos azotaban su cuerpo, aguantando los gritos que quería liberar por el fuerte dolor que en su corazón se albergaba. Hecho un ovillo en su cama, con la puerta cerrada, sufrió todo lo que en sus 18 años jamás había sufrido, estaba sufriendo lo que a su edad jamás debería sufrir.

Pronto su móvil sonó avisando de una llamada que, desesperado contesto.

-YoonGo Bongo ¿Para que necesitabas que te llamara? -La voz de su mejor amigo lo recibió desde el otro lado, siendo incapaz de hablar cuando una nueva ola de lágrimas y más sollozos se lo impidieron.- ¡¿Yoongi?! Q-que... ¿P-por qué llo-

Blind Eyes 【myg+pjm】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora