"Y por mi ventana se asomaba la luz de la luna. Redonda, brillante e impecable."
Y mi rostro por la noche se iluminó, pues por la pequeña ventana se asomaba el gran destello de la luna. Que es redonda e imperfecta, brillante y tentadora, y que a pesar de los tonos en gris que lo pintan, ella me hizo sentir colores en la sangre y estrellas en mi piel.
Hoy hablé con ella porque "el creador" dejó de existir y necesitaba a quién contar mis penas. La miré y le dije que enviara un mensaje al cielo por mi, para quien me cuida allá arriba, a ese ángel que viste de blanco, para que supiera de mi y de lo mucho que la amo.
Tan enorme fue el impacto de este astro en mi, que al recostarme en esta cama, decidí que esta maravilla se hiciera eterna; eterna aunque estas palabras sean olvidadas y suspendidas en un vacío, el abismo. Pero el corazón no olvida y me recordará a esta noche cada vez que ella me vea por la ventana.
Luz pura traída del túnel, luz que cuando fue vista por mi por primera vez, huyo de mis ojos y llegó a mi corazón, corazón que no es de nadie, solo de ella, de las nubes, del mar y de las estrellas, porque de ahí vine, de ahí viniste, de ahí vinimos... y lo sabrás cuando esa luz se impregne en tu rostro y forme una sonrisa en tu reflejo.
