Dos

601 38 9
                                    

NOVALE.
Domingo, Septiembre 24, 2:55 pm.

Permanecí con la vista fija en la mujer de ojos azules que se encontraba frente a mi. Ella me miro por unos segundos y luego volvió su vista hacia la gran pila de archivos que tenía a su agarre. Quise hablar, pero mis palabras se contuvieron. No estaba lista para lidiar con otro rechazo.

-Dice acá que tienes una hija-rompió el silencio haciéndome una pregunta que me trajo a realidad.

-Sofia, la niña más dulce. Cumplirá 6 dentro de poco.

Me miro secamente y supe que no podía suavizarla. Comencé a jugar con las puntas de mi cabello, intentando ignorar los temblores de mi mano. Intente abrir la boca para decir otra cosa pero antes de hacerlo, la puerta del lugar se abrió dándole entrada a la chica rubia. El objetivo.
Mis ojos viajaron rápidamente hacia ella, siguiendo cada uno de sus movimientos. Sin parpadear, observe cómo sus pasos fueron hacia el mostrador y quise dirigirme hacia ella pero permanecí en mi lugar.

-Novale-hablo la ojiazul-¿distraída?

Fruncí mis labios en una sonrisa mientras negaba con la cabeza- No. Estoy bien. ¿Decías?

-Dice acá que fuiste la mejor de tu clase, pero entenderás que La Gazzetta del Sud es un periódico prestigioso y debido a tu hoja de vida...

-Elena-interrumpí-Mrs Colombo, se que cuando se trata de mi, mi pasado es una de las cosas que más resalta-hice una pausa-o  la única que resalta. Pero como dice la palabra, no va más allá de eso. Yo era muy joven en ese entonces y hice cosas de las que me arrepiento muchísimo pero aunque quisiera ya no puedo hacer nada para cambiarlas. Excepto por la persona que soy ahora, creo firmemente que puedo superarme y llegar a ser la mejor versión de mi
pero para eso necesito que alguien crea mi. Solo necesito una oportunidad, nada más.

La contemplé por unos segundos y pude observar cómo poco a poco su mirada se fue suavizando hasta convertirse en una sonrisa. La primera que había podido sacarle desde que nos conocimos hace un par de semanas.

-Justo eso quería escuchar. Novale, me complace anunciar que...-Justo antes de que pudiese terminar la frase, unos gritos se escucharon seguidos de unos disparos. Pose mis ojos mis ojos en el mostrador, el objetivo se había ido pero yo no la dejaría escapar de nuevo.

Rápidamente, todos comenzaron a correr por el lugar asustados entre ellos incluidos la señora Colombo. Me dirigí hacia la salida más cercana. Al salir, vi a varios escondiéndose y me acerqué a unas niñitas que lloraban debido al alboroto.

-No se preocupen-susurré buscando la manera de sentir el arma que traía en mi cartera-ya pasó.

Me acerqué a más personas cenciorandome de que estuviesen bien y luego recorrí el lugar con mis ojos Hasta encontrarme con un perro que corría detrás de unos basureros. Lo reconocí de inmediato, era Oddie, y a su lado estaba el objectivo.
Fui tras ellos. Poco a poco me fui escondiendo detrás de los autos, paredes y postes intentando no ser capturada ni por la rubia ni por las cámaras de los reporteros ya que eso podría ponerme nuevamente bajo reflectores. Cuando ella percató de que alguien la seguía, comenzó a correr por los callejones y mezclarse entre la gente pero no sirvió de nada porque logré seguir todos sus movimientos.
Entró a un edificio lleno de mini departamentos. Los pasillos parecían un laberinto y de un momento a otro logró perderse de vista haciendo que solo me guiara por el sonido de sus pasos.

-¡Hey, detente!-grite y senti como sus pasos se pausaban de golpe, pero poco después siguieron, acompañados de unos ladridos-Vieni qui-hable nuevamente con la esperanza de que esta vez obedeciese pero no.

Enamorada de un narco 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora