Capítulo 1

1.3K 73 21
                                    

Entran en la habitación oscura, silenciosos, como si no me pudieran ver, como si fuera invisible, etérea.

Tic, toc.

Los volteo a ver y sólo me dan una mirada de asco, como si hubiera cometido un crimen, algo imperdonable para ellos. ¿Acaso ha pasado algo? 

Tic, toc. 

Aún no entiendo por qué estoy aquí, ni que he hecho para merecer esto, pero al parecer soy la única que no lo sabe. ¿Qué pueden esperar de una persona que no tiene memoria alguna?

Ese sonido nunca para de molestarme. Tic, toc.  A donde sea que me mueva o intente ignorarlo, ese sonido siempre está allí. Es un pequeño martilleo en el oído, pero constante, como si me estuviera quedando sorda, a pesar de que sé que puedo oír perfectamente. Tal vez sea real, tal vez no. Aquí las cosas no son lo que parecen, eso me quedó claro desde que llegué. Pueden verse sombras asomándose, sonidos, risas, pero la verdad es que dudo que haya alguien más aquí aparte de mí.

Estoy sola otra vez. Los hombres que habían llegado para aventarme un plato ya se han ido. Para cualquier persona esto hubiera sido extraño, pero yo espero con ansia este momento del día, esos hombres que llegan para darme un plato de comida y después para clavarme una aguja en el brazo son los únicos seres vivos que veo en todo el día.

No sé dónde estoy o qué hago en éste lugar. Lo único que puedo recordar son gritos, aullidos, un disparo, y silencio después. Despierto en ésta vacía habitación blanca, donde aún sigo. El dolor de cabeza por intentar recordar regresa y sólo puedo quedarme quieta, aunque no es como si tuviera otra opción. 

Mi actividad favorita es intentar recordar quién solía ser antes de despertar aquí. Ni siquiera tengo un nombre, o al menos no lo recuerdo, así que soy "El sujeto número 17" o solamente 17. Ahora me pregunto, ¿Si soy el sujeto número 17, qué habrá pasado con los otros 16? ¿Estarían como yo, atados con cadenas en las manos y los pies, solos, o se habrían ido ya, "curados"? Dudo que dejen a alguien salir de aquí, pero la otra opción es mucho más peligrosa.

Las cadenas no son nada en comparación al dolor y confusión que siento. Hay veces que solamente llegan los guardias a golpearme, cuando estoy tan débil que ni siquiera soy capaz de gritar.

Lo único que deseo es salir de este lugar, pero sé que nunca va a pasar. Una lágrima cae al suelo, a pesar de que noto que no estoy llorando, lo que me extraña. En ese momento la puerta se abre y me sobresalto, ¿Ahora quién puede ser?

Son los mismos hombres, a los que he apodado 1 y 2, que me sueltan de las cadenas y me ponen unas simples esposas. Vuelvo a ver siquiera un poco de luz. Estoy recorriendo más de lo que había caminado antes. Veo a través de una ventana y no se puede ver nada, está demasiado oscuro, lo que indica que es de noche. Hay unas pocas luces encendidas, pero aun así veo las puertas de metal.

No sé a dónde me llevan, nunca he visto un lugar como éste, menos conocerlo... Me sientan en una silla en una habitación color gris, con paredes transparentes de vidrio y un escritorio.Parece una sala de interrogación. 

Me quitan al fin las esposas, y siento una gran libertad y dolor al mismo tiempo. Tengo frío y miedo, ya que la ropa blanca que llevo no es suficiente. Mientras pensaba, un hombre alto y con una expresión furiosa entró.

El hombre se sienta frente a mí y me mira detenidamente, como si fuera una anomalía, un fenómeno. Supongo que lo soy, o él no está acostumbrado a ver personas como yo, desgastadas, débiles, con la vida y el tiempo escapándose de mis manos.

De repente noto que la mirada enojada desaparece y la sustituye una más amable, lo que no me tranquiliza del todo, no puede ser normal. Cuando empieza a hablar, noto que su voz es calmada y monótona, como si estuviera acostumbrado a esta situación.

-- Señorita Ravenstar, empieza. -- ¿Ravenstar? ¿Ése es mi apellido? Espero a que diga mi nombre, pero no lo hace.

--  Quisiera informarle que al cumplir los diecisiete años, es nuestro deber entregarle ésta caja, que contiene la herencia que le han legado. --

¿Herencia? Con cada respuesta salen nuevas preguntas, pero como mínimo ahora tengo una suposición de por qué soy el sujeto número diecisiete. ¿Será por la edad?

No me dí cuenta del momento en el que el hombre salió de la habitación, pues estaba perdida en mis pensamientos, pero sí noté cuando 1 y 2 me levantaron bruscamente y me devolvieron a la habitación, quitándome las esposas pero poniéndome de vuelta las cadenas, pero ésta vez sólo en los pies, para que pueda ver el contenido de la caja.

-- Hemos revisado el contenido para ver si es seguro y que no sólo sean utensilios para ayudarte a escapar -- Dice fríamente 1.

- Gracias, es bueno saber que se preocupan por mí -- Replico sarcásticamente.

Los dos hombres se van, dejándome sola de nuevo, pero con una luz encendida. ¿Ése interruptor siempre estuvo allí? Suelo estar a oscuras, así que es comprensible que jamás lo hubiera visto.

Los dedos me tiemblan mientras abro la caja de madera perfectamente pulida.

La caja sólo contiene tres elementos: Una carta sellada, fotografías y lo más curioso de todo, una llave.

Decido leer primero la carta, pues podría ayudarme a entender las fotografías que deberían ser recuerdos, pero son desconocidas para mí.

"Querida Lucy:

Si encuentras ésta carta, ya estarás en el lugar que tanto trataste de evitar. No tengo mucho tiempo ahora, así que iré directamente al grano.

No confíes en nadie. Probablemente no lo haces ahora, te conozco, y éste es un riesgo que no puedes tomar por nada en el mundo. Habrá aliados que parezcan enemigos y enemigos que parecen aliados. Si no los puedes diferenciar, intenta evitarlos a ambos.

Tienes que escapar del manicomio. Mientras más te tardes, más de tu vida te quitarán, hasta el punto en el que no recuerdes nada. No sé si es posible recuperar tus recuerdos, pero créeme que estaré allí para ayudarte en todo lo que pueda, si no es que ya no estoy con vida.

Sólo espero que no me olvides, pero si lo haces, la llave que está en la caja te conducirá directamente a mí, y también hacia ti, pero eres tú la que debe descubrir qué puerta abre la llave. Sé que podrás resolver el desafío, y espero que nos volvamos a ver, pues hay cosas que no te he dicho.

Hasta la próxima vez, Luce.

A.R"

¿Lucy? ¿Ése es mi nombre? Pensándolo bien, el nombre me queda. Lucy Ravenstar. Ahora ya no me podrán mentir. Ya no.

Si ya no recuerdo nada de mi vida, he estado aquí más tiempo del que creí. Me espanta sólo pensar en cuánto tiempo.

A.R. R podría ser Ravenstar. ¿Sería un familiar o un amigo? Queda otra duda igual de importante que resolver: La identidad de A.R. Pienso que si las fotografías están documentadas, podría descubrir quién es.

Las fotografías están en orden cronológico, y puedo ver a una chica hermosa y sonriente, de cabello negro, corto y ondulado, piel blanca y unos ojos igual de negros que su cabello. ¿Seré yo? Noto que las fotografías están en blanco y negro, lo que las hace parecer igual de antiguas que de macabras.

En la mayoría de las fotos aparezco sola y una me llama la atención más que las demás: Una en la que aparezco con una chica dos o tres años mayor que yo, parecida a mí pero con un gesto más serio y logro divisar una sonrisa falsa y una mirada oscura en su cara.

Veo la parte de atrás de la fotografía y dice: Lucy y Aline, 15 y 18 años. ¿Aline? Aline Ravenstar posiblemente era la persona que había escrito la carta, y mirando nuestro parecido, probablemente somos o ¿Éramos? hermanas.

Un sentimiento de curiosidad me invade junto con el miedo. ¿Qué habíamos hecho para estar como estamos? Nadie merece estar aquí, pero por alguna razón, yo sí. Y Aline no lo está. Me pregunto qué ha pasado con ella...

Ahora sólo tengo clara una cosa:

Debo escapar.

The Asylum [RE-EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora