—Dejenme por favor, alejense, no les he hecho nada, se los suplico, dejenme salir, prometo no decirle nada a nadie pero por favor sueltenme — San gritaba desesperadamente mientras su repiración se entrecortaba y su sudor corría sin control sobre su piel blanca, pateaba con fuerza y sus lágrimas salían rodando con velocidad por sus mejíllas.
Yunho quien era mejor amigo de san desde niños, vivía con el, se bajó de su cama se acercó a la de su amigo y lo movió levemente.
—San, despierta, estás teniendo pesadillas — Dijo suavemente, pues no quería asustarlo. San despertó asustado mientras apretaba las sábanas en sus manos e intentaba controlar su respiración y su llanto.
—Solo fué un sueño, estás bien — susurró Yunho nuevamente y San se sentó sobre la cama mientras comenzaba a llorar con fuerza.
—Aún sigues soñando con eso verdad? — preguntó Yunho mientras acariciaba la cabeza de San. San se tensó levemente y asintió.
—Es dificil ovidar lo que pasó, sueño con eso todas las noches — Susurró San sintiendo su piel como gallina y su respiración descontrolarse nuevamente al recordarlo.
Flashback
San era un niño muy divertido y solía tener muchos amigos, por mala suerte su padre había muerto en un accidente automovilístico hace dos años, aproximadamente cuando el tenía 6 y su madre murió dos meses después por cáncer.
Desde ese entonces su abuela cuidaba de él, él la amaba con todas sus fuerzas pues ella fué la única que estuvo con él desde siempre, la que lo cuidaba y protegía, siempre Ella.
San se encotraba saliendo de la escuela caminando hasta la parada de buses, ya que su abuela no podía ir a recogerlo porque también le habían diagnosticado cáncer y de la presión y al caminar le dolían sus pies, así que San le dijo que no se preocupara por él, porque el podía llegar solo en el auto bus.
Esa tarde sus amigos había salido antes por que el tenía una prueba corta y como se le dificultaban mucho las matemáticas fué el último en terminar. Iba caminando torpemente mientras jugaba con los tirantes de su bolsón hasta que sintió una mano en su ante brazo apretarle y una mano crubrir su boca.
—Sube al auto — dijo una voz ronca y extraña que provenía de un hombre alto, musculoso y con su rostro cubierto con algo parecido a un pasa montañas.
San temblaba de miedo y negó queriendo salir corriendo pero el agarre del hombre en su brazo era tan fuerte que lo hizo soltar un pequeño quejido, el hombre sacó un pañuelo de su bolsillo y lo puso sobre la boca y naríz de San provocando que caera desmayado en segundos.
—Mmmmm, mmm — Gritaba San con su boca cubierta al despertar una hora después de lo ocurrido, ahora estába con su boca vendada y atado de pies y manos sobre una cama en una habitación oscura, desolada y fría pero lo peor no era eso si no que estába desnudo...
—Veo que alguien ya se despertó — Dijo riendo el hombre de antes, mientras entraba en la habitación a pasos fuertes y fríos, con su cuerpo desnudo a excepción de su cara.
San al ver eso se tensó y comenzó a llorar intentando nuevamente soltarse, pero fue imposible ya que el hombre lo había atado, no con lazos sino con cadenas.
—No llores pequeño, solo quiero jugar contigo — Volvió a hablar el hombre mientras llegaba hasta donde San y se acomodaba en medio de su entrepierna.
San comenzó a retorcerse queriendo hacer o botar al hombre frente a el, sus ojos estában ya hinchados por tanto llorar y sus manos en forma de puños por la furia y temor mezclados.
