Creo que nunca he escrito un capítulo más largo que este.
Solo deseo que no se les haga muy pesado.
Muchas gracias, por vuestro apoyo.
Sabo decidió tomar un breve descanso del extenso papeleo en el cual había estado trabajando desde que despertó hace un par de horas, para beber algo de café y despejar la mente. Aún le quedaba mucho por revisar, pero si no hacía una pausa colapsaría en cualquier momento.
Estiró los brazos por sobre su cabeza y un bostezo le atrapó en medio de aquel acto, tan repentino que sin siquiera tuvo el tiempo suficiente para cubrirse los labios. Un agudo pinchazo de dolor le recorrió desde el costado del cuerpo hasta la nuca y Sabo jadeo.
Volvió a su posición anterior, intentando moverse lo más suavemente posible, con tal de no castigar aún más a sus deshechas costillas. Se sobo los ojos para alejar las lágrimas, y alcanzó su tazón con la otra mano. Aquella con vendas, y casi inamovible, debido a su anterior lesión que comprometió todos sus dedos.
Sabo sonrió amargamente. El dolor era poco, las vendas abundantes, y la recuperación lenta. Solo esperaba que no le limitará preocupantemente sus acciones como capitán y segundo al mando del ejército.
Cuando alcanzó su café, noto que estaba frió, asquerosamente frío, pero lo bebió de todos modos. No podría desperdiciar comida por su propio descuido, aunque se prometió a si mismo ir por otro y no olvidarlo esta vez.
Removiendo de un lado a otro el oscuro líquido del tazón, Sabo se recostó cansadamente sobre el respaldo de su silla de escritorio y sus orbes se fijaron casi de inmediato en el débil movimiento de sábanas sobre su cama.
─ ¿Has dormido bien?
Pregunto el rubio con una pequeña sonrisa tirando de sus labios cuando comprendió que esta vez el movimiento se debía a que aquel intruso estaba despertándose. El muchacho bostezo y estiro los brazos sobre su cabeza. Sus lagañosos y brillantes orbes se posaron dulcemente sobre el rubio. Una dormilona sonrisa tirando de sus labios.
─ Sip.
Respondió radiantemente el más joven. Sabo depositó su tazón vacío sobre su escritorio. Aparto los documentos en los que había trabajado de los que aun debía revisar, y se levanto.
Su espalda crujió ruidosamente por toda la habitación, provocando una carcajada del menor y que por consecuencia, Sabo riera a la par. Sin dejar de sonreír, el rubio se encamino en dirección al sofá junto a su cama para tomar su abrigo ante la atenta mirada del moreno. Luffy bajo los pies al suelo y se colgó del mayor apenas Sabo estuvo a su alcance.
─ Cuidado con las costillas, Luffy.
Le recordó el rubio cuando el moreno más joven presiono su agarre excesivamente. Luffy aflojo débilmente el agarre pero no le soltó, en cambio se contento con sobar su rostro contra el costado del cuello del mayor. Y ante su evidente suplica de cariño, Sabo levanto una de sus manos para acariciar sus rebeldes mechones. Luffy ronroneo satisfactoriamente bajo su toque.
─ Ahora que estas despierto podríamos ir a desayunar. Muero de hambre.
Luffy parpadeo rápidamente. Su boca salivando sin poder contenerlo. Sabo sonrió. Aunque luego pareció reconsiderarlo.
─ Aunque quizás quieras darte una ducha. Podemos esperar-
Luffy inclino la cabeza hacia abajo y se aspiro profundamente ante la extrañada mirada del mayor. Luffy volvió a mirar a Sabo y le sonrió con todos los dientes fuera.
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Justo a Tiempo
FanfictionEl comandante revolucionario recibió el periódico como cada mañana. El anuncio del comienzo de una guerra a escala mundial era primera plana. Pero eso no fue lo que paralizó al joven Comandante en su sitio. Oh no. El reporte de la guerra era solo u...